Coaching

¿Quién, a día de hoy, no ha oído hablar del coaching?

Se dice de todo y se conoce por aproximaciones, en general. Y resulta, más o menos, que tiene mucho que ver con todo lo que hacemos desde hace ya algunos años, en esta página; por eso lo traigo hasta aquí.

El coaching es acompañar o facilitar el camino a alguien para que vaya de donde está hasta donde quiere estar, o mejor aún, hasta donde puede llegar a estar. Y para ello, una persona, a la que llamamos coach, muestra, da pistas, acompaña, refleja a otra (coachee) lo que tiene dentro, refuerza sus herramientas y capacidades, se las hace ver, pero no desde fuera, sino con trabajo propio y descubrimiento personal del coachee.

El destino es un yo mismo más cerca de una vida elegida y de un yo real.

En cierto modo, tiene una esencia común al trabajo de un maestro, entrenador o experto en un campo. Solo que aquí no se muestran directamente las técnicas o ejercicios a entrenar, sino que se potencia a la persona hasta el autocrecimiento.

El coaching es mucho menos frívolo de lo que parece, aunque se utilice de un modo comercial por las mejores empresas del mundo. De hecho, casi todos los equipos de coaching incluyen un filósofo, alguien capaz de comprender y traducir la vida, desde arriba, desde lo ya superado.

Incluso existen modalidades de coaching nada frías, como el coaching de plenitud, el coaching espiritual o el coaching ontológico. Aquí, la persona se busca ya sin tapujos a sí misma, detrás de cada vuelta en el camino.

De hecho, y como decía al principio, aquí hacemos coaching al viento y al mundo (hay cosas que siempre serán actuales), lanzamos mensajes sugerentes que cada uno toma según su momento presente, su realidad, y que le puedan hacer crecer, pensar o concienciar un poquito más.

Somos coachs sin coachees, o con millones de coachees.

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