Hoy me he dado cuenta

Hoy me he dado cuenta, o más bien me he acordado, de que esperar que los demás hagan cosas o dejen de hacerlas para que tu vida funcione no tiene sentido. Y mucho menos cabrearte terriblemente o amargarte la garganta y los días porque no llegan a actuar, a decir, a pedir, a disculparse, a expresarse, justo como tú estás esperando, justo como tú necesitas.

Y es que eso no va a pasar y aunque pasase, si de ello depende tu felicidad, tu vida o un mero cachito de tu bienestar, mal camino llevas, mal camino llevo, hermano.

Pero quién narices soy yo para poner mi felicidad en manos de las reacciones o acciones de otros. Así no llego más que a un lugar llamado deriva, hartura, cabreo, desesperación.

Hoy me he dicho: a ver, que sea porque tú quieres. Con las ganas que tienes de cambiar el mundo, de disfrutar el mundo, de ver cómo brilla la esencia esa que está en todo, qué haces esperando a que los demás den los pasos adecuados. A que el propio mundo sea el que se mueva. Cambia el mundo tú, lechugas, simplemente, siendo tú, haciendo lo que crees, haciendo que las cosas sean justo como te gustaría que fueran. Más bien justo como te gustan, en presente, en presente; y sabes que pueden ser.

Así que he llamado a alguien y le he dicho: ya no estoy enfadada contigo, y esto ya no va a atascarse más, ya no voy a esperar más ni a contemplar si haces o deshaces. Hoy, desde hoy, yo he decidido que mi vida va a ser así, que mi horario va a ser este, que la manera de transmitir que voy a utilizar va a ser esta, etc. etc. Pero no porque yo me imponga a nada ni a nadie, sino porque aquella parte de vida que es mía y que existe aunque a veces la esconda entre obligaciones propias y ajenas, excusas o miedos, debe saber a mí, y nadie tiene la culpa de que a día de hoy aún no sepa lo bastante a mí. Bien por vaga, por cómoda, por susto, por pereza, por falta de costumbre, por falta de convicción, da igual; al final, o conduces tú o te conducen, y ahí no te puedes quejar, y aunque lo hagas, nada cambiará, y te creas que la vida es un rollo cuando el rollo es no ponerte al volante… de tu vida.

Sólo yo sé cómo me gustan las cosas y es muy difícil que otros vengan y me sirvan la comida que me apetece, incluso aunque la pida. Lo que no fallará es que me vaya al mercado, compre eso que me gusta, sueñe e imagine cómo lo voy a preparar, disfrute mientras lo hago y además me lo coma. Eso es crearse una vida y sirve para lo que comes, para cómo comes, para con quién comes y sobre todo, para saber que eso sí es tu propia comida. Esa eres tú. Ahora baila, decide, cambia y crea desde ahí, o te decepcionará el mundo cuando, en realidad, lo único que le pasa al mundo es que tú has soltado las riendas.

4 thoughts on “Hoy me he dado cuenta

  1. Ya era hora ¡carajo! de que pusieras un post como dios manda, jejejeje. Estoy totalmente de acuerdo con lo que cuentas, pero no olvides que, inevitablemente, somos seres sociales y necesitamos el feedback de los demás, vernos en el espejo de los amigos y cercanos para mejor conocernos, pero sin hipotecar el propio ánimo cuando la imagen que nos devuelven no es la que esperábamos.
    Un besote

  2. Existencia inauténtica que le dicen…Ver lo que hay que ver, escuchar lo que hay que escuchar y sentir lo que la mayoría dice que tenes que sentir. Luego de éso, llegas a tu casa, te sentás, y te sentís contento por que la vida que tenes, si bien no es la mejor, se deja llevar mansamente…
    Que triste y patética se ve así esa bendita ignorancia Dios!! Es tarea cotidiana, día a día, luchar por salir de aquella mediocridad reinante. Luchar por defender el último bastión de nuestra dignidad: la libertad personal.
    Muy buen post amiga…

  3. Si tan solo esas verdades salieran mas seguido a la luz pero no solo eso, que las lleváramos a cabo, la tristeza, la depresión y la baja autoestima no nos rodearían, y lo que era una triste utopía (la felicidad) se volvería realidad, porque tomaríamos al toro por los cuernos y haríamos lo justo y necesario para seguir adelante por los sueños perdidos.

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