Sigo leyendo la crónica de nuestros compañeros «filósofos cotidianos» que están ayudando a reconstruir la vida en un país lejano, para que quienes allí viven recobren la esperanza, la ilusión por vivir.
He pensado mucho sobre esta situación. ¿Qué es lo que hace que un rincón de nuestro globo reciba en pocas semanas un terremoto mortal, la violenta erupción de un volcán y por si fuera poco también unas inundaciones con terribles consecuencias?
La Teoría Gaia nos dice que nuestro planeta está vivo, y como todo organismo vivo no permanece impasible ante la nociva influencia humana, que en su afán por expandirse y dominar el mundo cambia la Naturaleza a su antojo y a menudo con consecuencias nocivas.
¿Cómo ven los niños esta situación? ¿Qué piensan cuando la tierra tiembla? A los mayores nos desconcierta ver que todo aquello que pensamos tener se tambalea e incluso se desmorona. No nos acordamos de cuando fuimos niños y de cómo nos gustaba jugar con bloques de construcciones. Tan pronto levantábamos como destruíamos alegremente casas y murallas, sin más complicaciones. Así vemos los bloques en este dibujo de una niña indonesia, como si fueran parte de un juego. Del Juego de Maya que construye y destruye nuestros sueños cuando estos son solo las posesiones materiales. La filosofía es lo que nos permite no perder también nuestros sueños del alma…