Me ha tocado en suerte tener que escribir el «sietedejulio…» al que en España siempre se le añade la coletilla de «…sanfermín».
Y efectivamente, esta mañana pude ver por televisión el primero de los encierros de San Fermín que se celebran en Pamplona. Desde hace muchos años tengo esa costumbre, y a pesar de los casi mil kilómetros que me separan de Navarra, durante esta semana una parte de mi corazón vibra y tiembla con los mozos que corren delante de esos toros de 600 kilos que avanzan a 40 ó 50 km/h.
Que conste que no estoy hablando de corridas de toros, que sé que sacan de sus casillas a nuestro Cyrano, sino de esta osadía de correr sin más, de correr unos centímetros por delante de la muerte disfrazada de negro y con unas afiladas astas de más de veinte centímetros.
Ciertamente los sanfermines se han convertido en un espectáculo y se han «uniformado» con el resto de las fiestas que hay a lo largo de la península: tengo la teoría de que la misma gente que vemos completamente borracha y fuera de control en los sanferminies de Pamplona, son los que empezaron en los carnavales de Cádiz, fueron a las fallas de Valencia, a la feria de abril o a cualquier otra de las numerosas fiestas multitudinarias en las que ya se ha perdido el sentido original que las creó y que se han transformado en un momento para esconderse en un numeroso grupo para divertirse molestando a los demás. A esto le unimos el afán por llamar la atención, por ser «original» haciendo la tontería más grande: extravangancia por doquier.
Pero de todas las fiestas anteriores, tan solo los sanfermines siguen teniendo la muerte rondando tan cerca. Eso es quizá lo que hace que haya gente que llegue desde Estados Unidos o Australia, para una carrera de apenas diez segundos delante de un toro de lidia.
¿No será que ya la vida ha desencantado a muchos y tan solo necesitan emociones fuertes para poder sentir el riesgo? Quizás la filosofía nos puede ayudar a sentirnos vivos, a dar un sentido a nuestra existencia, sin necesidad de huir en alocada carrera hacia no sabemos dónde..