Hoy hay muchas cosas que podría contaros, y cuando me ocurre esto, me dan ganas de hablaros de todo ello como si, de modo similar a aquella entropía que mostraba Cyrano, ellas solas encontrasen su unión coherente.
Por ejemplo, y por comenzar por algo, escribía hoy a un buen amigo que cada uno debe encontrar sus colores en la vida, que después de mucho rebuscar entre brillos y sombras, seleccionar el trigo de la paja, he llegado a saber que mis propios colores son el sentido profundo y la solidaridad. Son colores que me llenan, que no me cuesta echar fuera para que sirvan a otros. Creo que cada cual debe buscar los suyos para pintar con ellos el mundo. Entre todos saldrá el cuadro perfecto, el más real, el hecho por hombres que se conocen a sí mismos y se expresan como son.
Se lo contaba a cuento de un paso atrás dado por alguien cercano, un cambio de rumbo, un standby de esos que, en el fondo, nos hace estar más próximos a lo que somos.
No llego a comprender por qué rectificar suele considerarse algo malo. Es posible que se asocie a la idea de que has perdido el tiempo mientras hacías aquello que hoy has dejado. Sin embargo, todo lo que nos ocurre nos da cierta forma, bien en el costado derecho, bien en el izquierdo, bien nos pone un poco de arcilla, hoy sin sentido, que con el tiempo será un bonito adorno o una útil asa en el jarrón que cada uno somos. Todo sirve, todo suma.
Decidir dejar algo es una opción valiente, pues no es muy popular. Requiere reposo y convicción, sobre todo si llevas mucho tiempo andando en una misma dirección. Pero es que hay ocasiones en que más que andar sientes que te lleva el agua de la rutina. No recuerdas por qué sigues ahí, solo sabes por qué empezaste y que ese motivo ya no existe para ti o ya no se encuentra justo en ese lugar que notas debes dejar pasar.
Las verdades de ayer pueden no ser las de hoy y eso no nos hace torpes, sino crecientes. Tener el coraje de seguirnos a nosotros mismos es, sin duda alguna, ir hacia delante, por más que suponga ver marchar lo que nos ha acompañado durante mucho tiempo.
Pasar página, soltar lastre, cortarnos la coleta, huir hacia delante, correr hacia dentro, todo es acertado mientras nos acerque a nuestra verdad. Del mismo modo que lo es seguir donde estamos, mientras tenga sentido para nosotros. La serenidad interior nos dará la clave.
(La de cosas que me he dejado por contar… ya será otro día.)