Hay días que uno no tiene mucho que decir, quizás porque está sintiendo lo suficiente.
Hoy he recordado que se puede amar sin ser amado, o sin saber si serás amado o si lo harán en la misma medida.
¿Acaso es eso una barrera para que fluya la fuerza de todas las fuerzas, la que nos crea, nos mantiene, nos hace dar y sigue ahí más allá de nosotros, en todo lo que hayamos hecho… por amor?
Hoy he tenido que comprobar el precio de la libertad ajena, el que nos cuesta dejar marchar. Y nada es lo bastante caro si la felicidad del otro es la moneda de cambio.
Hoy he recordado que el amor es valiente, porque si no, no es amor. Y el valor no consiste sólo en hacer, sino también en dejar ser.