Un breve reality show en los espacios siderales:
–Mira, Luna, tienes que darte cuenta de que, aun siendo muy influyente, tu luz no es tuya, sino que solo reflejas la que el Sol te da. No debes andar tan vanidosa ni tan presumida. Ya lo sabemos, los hombres te adoran, y las mujeres enloquecen por ti, pero, piénsalo, no serías nada sin el Sol y, además, solo se te ve desde la Tierra, desde otros lugares eres una insignificante mota de polvo.
–Ya lo sé, lo que ocurre es que me tienes es envidia cochina, solo eso. Soy mucho más guapa que tú, doy mi ayuda y mi sostén a los enamorados y mis reglas son obedecidas por muchos seres. Ya ves, las mareas, las emociones, los ciclos femeninos, incluso gobierno los deseos de unión sexual de plantas, animales y hombres… ¿Qué te habrás creído, que yo era una tonta o una cualquiera? Pues no, a pesar de lo que digas…
–Bien, bien… ¡Marte, a ti te hablo! ¿quieres dejar de tratar de gobernar a todo el sistema? La guerra no es para eso, sólo tienes una misión encomendada, y es muy concreta, ya sabes, el valor, la abnegación, la fuerza celeste, la vigilancia… ¿o es que crees que te has vuelto el regidor de los astros? Ve y ocupa humildemente tu lugar, y no te salgas de la órbita que tienes asignada, pues no conseguirás nada con eso, sino solo salirte de tus casillas y desordenar todo el equilibrio, ¿no lo comprendes? Tu sitio no es el de Mercurio, no puedes estar tan cerca del Sol, te abrasarías. Mercurio es pequeño, pero tiene su importante misión. Sin él nadie sabría qué ocurre cerca del Sol, porque, aunque aparentemente insignificante, sabe casi todo de él. ¿Cómo podríamos, si no, hacer cada quien lo que nos es debido?
–¡Calla! ¡Calla!, o soy capaz de enredarte entre mis lanzas y mis flechas. De seguro serías incapaz de librarte de ellas, de seguro que terminarías postrándote ante mi poder… ¿no has oído hablar de mi pupila roja? ¿Cómo te atreves a llamarme la atención? Déjame, déjame, que yo sé lo que tengo que hacer…
–¡Uranos!, ¿no sabes que es el cielo superior es el que te encomendamos? ¿Te parece poco eso? Entonces… ¿por qué te empeñas en ocupar la órbita de Júpiter? ¿Tienes idea de su tamaño, de su poder, de su energía? ¿No sabes que fue un sol una vez? Ve a tu sitio y encárgate de tu cielo, eso es lo que necesitamos de ti. Júpiter es Júpiter, así que ¿de dónde te ha surgido esa loca idea de suplantarle intentando echarle de su órbita? ¿Es que te has vuelto loco?
–¿Júpiter un sol? Pues se ve que ha caído muy bajo… A ese me lo cargo yo en un plis plas… ¿Su poder? ¿Su energía? Pues no lo veo por ninguna parte… Estoy deseando que se vaya fuera del sistema, y si quiere, y ya que tiene tanta experiencia, que forme su sistema solar, si es que es capaz de hacerlo…
–Venus, estás cada día más arrugada y menos encantadora… ¿Qué te pasa? ¿Dónde ha quedado tu seducción, tu eterna belleza, tu frescura, tu tersa piel primaveral? Te veo ajada y añosa… ¿no estás ya a gusto en tu órbita?
–¿Belleza? ¿Frescura primaveral? ¿Me tomas por un suavizante para la ropa? A mí lo que me fascina es el negro, las correas de pinchos y los piercings en los pezones… ¡para que te enteres de una vez, carcamal!
Bien. Ya veo que existe mucho desorden en este lugar. Hablaré con el Sol, y puesto que soy Sirio, espero que se atenga a mis razones, que no son mías, sino que son las eternas razones y leyes que desde siempre y hasta siempre gobiernan y gobernarán los cielos…
Se puede continuar.
Incluso cayendo se puede seguir.
Lo que no se puede es tranzar:
Un principio por la mayoría.
Un amor por una pasión.
Una virtud por el instinto.
Una verdad por una utilidad.
Una vida por un momento.
Déjame ver tus ojos.
Esos ojos de los incógnitos.
Deja que pueda sentir tu calidez.
Manos tibias para los perdidos.
Déjame encontrar tus palabras.
Palabras de vida.
Déjame escucharte, para escribir un poema a los que caen hacia la Luna.