Estamos de «cambio» en el blog. Aunque según el diccionario de la RAE cambiar es «Convertir o mudar algo en otra cosa, frecuentemente su contraria», no es ésa la motivación principal de este cambio.
Hace un par de meses escribía una entrada musical sobre el cambio. Y decía en él:
¿Por qué ahora debe haber otro cambio? Porque pienso que nuestro mundo actual necesita sino una regeneración completa, un gran cambio. Un cambio que comenzando por lo filosófico y por los valores principales de la vida, se extienda a un cambio económico, social y político también, para que al final “todo cambie”.
Me dejé inspirar por este artículo de la Directora Internacional de Nueva Acrópolis que terminaba diciendo:
En nosotros está la elección: o el vulgar miedo al cambio de lo que cambia de todas maneras y nos deja desamparados, o el valor del cambio definitivo que nos convierta en hombres y mujeres firmes y seguros de sí mismos, caminando por la Vida y de frente hacia el Destino.
Y es así que aparentemente este blog también está cambiando. Pero es apenas un cambio de la fachada exterior, porque la esencia que nos ha inspirado en los últimos cuatro años sigue intacta. Y aquí viene bien recordar unas palabras de Jorge Á. Livraga extraídas de otro artículo publicado en esta web:
En muchas cosas, tenemos que volver a empezar. Pero cambiar por cambiar no es sinónimo de progreso, sino de desconcierto. Lo justo, lo bueno y lo bello, no cambian jamás.
Los lectores tienen la palabra. Ahora más que nunca. Con esta nueva web queremos dar más y mejor cabida a vuestra opinión. Aún estamos de prueba, y a medida que vayamos probando veremos si necesitamos usuarios registrados, si paramos el spam, etc.
Podemos entender el cambio como transformación cuando no solo es variación sino verdadero desarrollo. Enhorabuena
Primero felicitarte por el artículo, me parece muy bueno y comparto tu punto de vista sobre el cambio.
Añado un nuevo punto de vista: Hoy continuamente se nos está hablando de cambiar, cambiar de coche, cambiar de casa, cambiar de pareja, cambiar de reloj, cambiar de modelo económico…, pero el problema es que no nos dicen hacia donde nos quieren llevar con esos cambios, o nos lo dicen de una forma muy vaga, o sencillamente nos dicen que está de moda cambiar, el que no cambia es un ser marginal. Tampoco nos dicen cuales fueron las causas que nos llevaron a esta situación en la que necesitamos un cambio; quizás es que no lo sepan o no lo quieren decir.
En tú artículo recoges las palabras del profesor J. A. Livraga: «…cambiar por cambiar no es sinónimo de progreso, sino de desconcierto. Lo justo, lo bueno y lo bello, no cambian jamás.», me parece una reflexión muy profunda, y deberiamos tener muy presentes esas palabras.