Me estoy tomando un tazón de fresas con leche, buenísimo. Y es que estoy haciendo dieta, me preparo para el verano.
¡Qué va!, eso es una frase hecha. Me preparo para mí, me he hartado de vaguear y dejarme llevar. Me he dado cuenta de que, muchas veces, me dedico a hacer lo primero que pasa por mis circunstancias, y ni siquiera pienso si me apetece o si quiero hacerlo. Por ejemplo, asalto la nevera sin más ni más, o al jamón, o al donut que queda. Y me pasa lo mismo con el trabajo: de repente, me ofrecen algo y lo hago, y a lo mejor tenía cosas pendientes o algo que terminar. Es como si acumular no tuviese un coste para mí, o incluso fuese bueno.
Me da a mí que la sociedad consumista y actual nos ha metido el chip tan dentro que ya no apreciamos ni lo que admitimos; solo admitimos.
En ocasiones me he encontrado diciendo que sí a obligaciones autoimpuestas, incluso relacionadas con el ocio, cuando en realidad hay algo que me lleva apeteciendo hacer muuuucho tiempo, y nunca acabo de hacer.
Creo que no hacemos caso a lo que de verdad queremos hacer, a lo que de verdad queremos comer, a la cantidad de trabajo que, de verdad, queremos realizar, porque eso supondría un esfuerzo. Estamos tan acostumbrados a acoger para que todo lo que nos pasa por delante nos quepa en la vida apresurada que llevamos, que nos hemos olvidado de un par de verbos fundamentales como ELEGIR o DECIDIR, incluso los verbos QUERER, más que deber, o DESEAR, más que pasar por…
Así que he decidido elegir lo que como, y saber por qué lo hago. Va a ser una dieta estupenda que voy a disfrutar, una dieta llena de cabeza, de corazón, de deseo, de quiero, de yo, de ya era hora. A veces hay que tener conciencia hasta para disfrutar lo que elegimos vivir.
Yo tenía un amigo que se llevaba todo el día trabajando y que me decía frecuentemente:
«Lo que de verdad tengo ganas es de aburrirme…»
Me encantó este artículo.
A veces el disernimiento implica una actitud de compromiso que solemos evadir. La mayoría preferimos dejarnos llevar y luego quejarnos de que la vida no es lo que queremos.¿Realmente queremos tomar al toro por los cuernos? o es más cómodo seguir quejándonos desde la barrera.
Para ser asi, hay que tener personalidad y no dejarnos influenciar por el mundo del consumo y tantas otras cosas que este sistema capitalismo nos impone…
«La felicidad no esta en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace…» Gran frase para tiempo complicados.
Aun quedan personas con luz.