Publicado el 29 de mayo de 2012 en
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¿Es el destino una fuerza indomable y dueña de la vida? ¿O acaso podemos intervenir para modificarlo? ¿Es acaso una carretera de una sola vía o una autopista multidireccional? En esta oportunidad compartiremos algunos puntos que nos llevarán a conocer más acerca de lo que se ha dicho del destino.
Esta palabra proviene del latín “destinare”, que significa “hacer puntería”. Destino se refería al “blanco”, o sea, al objeto situado lejos para practicar tiro con arco y flecha. Entonces significó en primera instancia “meta” y después se utilizó la palabra para referirse al “hado”, es decir una fuerza inmodificable que determina lo que sucederá en el futuro. Si tomamos la palabra destino como a un blanco al que apuntar, esto nos da espacio a preguntarnos: ¿quién apunta a esa meta? Desde luego que somos nosotros, ¿quién más? El Dr. Chopra, en su libro Sincrodestino, nos comparte que: “Como es tu deseo, así será tu intención; como es tu intención, así será tu voluntad; así como es tu voluntad serán tus actos, y como son tus actos será tu destino”. El gran escritor salvadoreño Alberto Masferrer, en su ensayo acerca del destino, lo califica como “el dinamismo en la vida particular de las criaturas”. Es en este sentido que es activo y no estático; no está escrito en piedra que las cosas serán de cierta forma. De ser así, la evolución de todas las especies estaría ya condenada al perpetuo fracaso, pero no es de esa forma como la naturaleza nos lo demuestra; esta se adapta, crea nuevas formas de vida y busca nuevas rutas para expresarse.
No solo la ciencia y la filosofía nos dan la pauta para creer esto. En la literatura podemos citar al poeta William Henley; en su poema “Invictus” nos dirá que: “Yo soy el amo de mi destino, yo soy el capitán de mi alma”. También el poeta Amado Nervo dirá al respecto: “…yo fui el arquitecto de mi propio destino”.
Si nos creemos víctimas, víctimas seremos; si nos creemos vencedores, vencedores seremos. La mente funciona, para ejemplificar, como una antena emisora de ondas, a la manera de una radio, y según sean estas “ondas” que se lanzan, así será la respuesta que obtendremos de la vida. ¿Qué tal si paseando todo el día pensáramos que algo saldrá mal?, pues de seguro algo saldrá mal; pero y ¿qué tal si pensamos que ese día será espléndido? ¿Acaso no es un mejor pensamiento, una mejor meta, un mejor destino? Pues según como pienses y mantengas tu intención así se realizarán los actos. Si pensamos constantemente que estamos condenados a un destino cruel, pues ¿qué crees que pasara?… Adivinaste, una vida llena de angustias y pesares… Pero si pensamos que la vida es algo maravilloso, una oportunidad única para disfrutar y vivir con alegría, pues de seguro eso es lo que obtendremos. Todo dependerá de la lente que ocupemos para ver hacia dónde vamos.
Alberto Masferrer dijo que: “Nuestro Destino (si hemos cultivado solo actitudes negativas en la vida), es ese veneno que han infundido en nuestro ser el odio, la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la envidia, la pereza, la gula y la mentira: un tóxico profundo y sutil, que ha emponzoñado nuestro espíritu, y de reflejo, nuestra mente, nuestra alma y nuestro cuerpo; cuyos efectos así como los de cualquier veneno, no pueden cesar enteramente mientras quede en nosotros el más ligero sedimento venenoso”. Para poder remediarlo y transformarlo de veneno en elixir benéfico, nos dirá al respecto: “… en cuanto yo puedo, orientando mis pensamientos, mis palabras y mis acciones en el sentido del Bien, dar tiempo a que el veneno gaste sus influencias mefíticas… El Destino no es sino una fuerza, que nosotros mismos creamos; que ya creada, reacciona sobre nosotros mismos; pero que, una vez reaccionó se extingue si no le añadimos nuevas energías que le den persistencia”.
Este es uno de los secretos más grandes de la alquimia: “Hacer del plomo, oro”; la diferencia esencial entre el oro y el plomo no está en el exterior, está en su parte más sutil, en la composición atómica, lo que en el ser humano equivaldría a sus pensamientos.
Si nos ha tocado vivir en un momento histórico invadido de conflictos de violencia o inestabilidad económica global, no es para darnos por vencidos, es en primer lugar para preguntarnos: ¿qué quiere la Vida de mí? ¿Qué puedo hacer para sobreponerme y ayudar a otros? Nuestra respuesta a: ¿podemos cambiar el destino?, es un rotundo ¡SÍ!. Llegó el tiempo de tomar las riendas de nuestra existencia, como individuos y como humanidad, afrontar los retos de esta época, y con la frente en alto poder decir con plena convicción: ¡somos los dueños de nuestro propio destino!
Realmente maravilloso comprender el porque de nuestra vida… porque de todo hecho que hemos estado viviendo… en la Ignorancia de quienes Somos en Verdad… Seres de Luz los cuales tenemos el Derecho y Deber de Transformar nuestras Existencia en el más Bello Destino….♥
Gracias de todo Corazón por Bendecirnos con tantas Riquezas que Despiertan nuestras AMADAS PRESENCIAS YO SOY… !
Bendiciones!
El destino lo creamos nosotros mismos con lo que hacemos y decimos .Eso creo yo.