¿Somos capaces de reconocer lo bello?

APRECIAR LO BELLO

¿Somos capaces de percibir lo bello? ¿Somos capaces de reconocer el talento? ¿Nos pararíamos a disfrutarlo? Estas son algunas de las preguntas recogidas en una especie de experimento acerca de percepciones y prioridades hecho por el periódico de Washington Post. El experimento no es reciente, data del año 2007, pero la cuestión es actual. A primera vista, las preguntas parecen inocentes, casi infantiles; al fin y al cabo, todos creemos que somos capaces de reconocer lo bello; pero ¿los somos?

Para contestar a estas preguntas, el Washington Post preparó un concierto de violín en la céntrica estación de L’Enfant Plaza, en la capital de Estado Unidos, Washington. Se trataba de averiguar cuántas personas perciben la música; cuántas reconocen esa música como bella; cuántas se pararán para escucharla y cuántas darán un donativo.

Sería interesante, antes de continuar leyendo, que cada lector se hiciera la pregunta: ¿qué ocurrirá? Veamos lo que el director de orquesta Leonard Slatkin contestó a esa misma pregunta: “Creo que quizás 35 ó 40 reconocerán la calidad. Unos 75 ó 100 se pararán para escuchar la música unos minutos. Y entre todos donarán unos 150 dólares”.

Veamos qué ocurrió.Estación de L’Enfant Plaza, 7:51 de la mañana de un frío 12 de enero de la ciudad de Washington. Un joven llamado Bell, vestido con pantalones vaqueros, una camiseta de manga larga y una gorra entra en la estación, desenfunda su violín y comienza a tocar.

Y esto fue lo que  ocurrió. Pasaron tres minutos y 63 personas hasta que alguien percibiera la música por primera vez. A los 43 minutos habían pasado ante él 1.070 personas. Solo 27 personas le dieron dinero, la mayoría sin pararse ni un segundo. En total, recogió de la funda del violín 32 dólares y 17 céntimos. Muy lejos de los 150 dólares previstos por Leonard Slatkin. Y mucho más lejos de los 100 dólares de media, y por asiento, que solo unos días antes habían pagado por escucharle tocar en el Boston Symphony Hall, que, ese día, registró un lleno completo.

Porque el joven Bell, que tocaba en la estación de metro con camiseta y gorra, no era otro que el virtuoso y famoso violinista Joshua Bell. El mismo que interpretó la parte solista de la maravillosa película “El violín rojo”. Película que recibió un Óscar a la mejor banda sonora. El mismo que, una fría mañana de enero, interpretó, en la estación de metro, una partitura de Johann Sebastian Bach, seguida del Ave María, de Schubert…Y los interpretó, nada más y nada menos, que con un Stradivarius de 1713 valorado en más de 8 millones de dólares. Y todo por 32 dólares y 17 céntimos.

http://www.youtube.com/watch?v=myq8upzJDJc

2 thoughts on “¿Somos capaces de reconocer lo bello?

  1. El tema que planteas, Rafa, es sumamente interesante. Yo desde hace muchos años me lo he venido planteando. Es evidente que la belleza existe y se muestra no solo en el arte, sino en toda la naturaleza y en todo lo creado, desde el ínfimo insecto a la mayor de las galaxias.
    Pero ya dijo Amado Nervo: «Todo es cuestión de recipiente»

    Si quisiéramos tomar sopa, es muy distinto utilizar una cucharita de juguete que una cuchara grande.
    La belleza está ahí, a disposición de todos, pero no todos los seres humanos tienen la misma capacidad y sensibilidad de contemplarla y hacer que entre en su corazón y en su alma.
    Más que visitar muchas ciudades, paisajes y obras de arte, lo que nos convendría es desarrollar la sensibilidad artística.

    Igual ocurre con el conocimiento. Todos dicen: Yo he leído a Platón. Pero lo que no sabemos es qué ideas han llegado a comprender y hacer suyas y cuántas no.

    Un fuerte abrazo.

  2. En el ejemplo del talentoso violinista, yo comprendo que la mayoría de las personas toman muy en cuenta la apariencia de la persona en cuestión, unicamente se guían por el hecho de como lo ven a simple vista, quizá muchos al ver que se encontraba en el metro se fueron con la idea de que solicitaba apoyo económico sin siquiera darse cuenta del tipo de música, la belleza esta presente en todo, pero hace falta desarrollar ese sentido, ese que nos permite valorar la belleza de la naturaleza y la belleza misma que el hombre desarrolla.

    El ser observadores de la naturaleza es un buen paso para que logremos darnos cuenta de en donde esta la belleza, y mas importante aun, mi punto de vista es que la belleza la tenemos dentro.

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