Está previsto que para el próximo curso se reduzcan, aún más, las horas lectivas de materias como la música, la educación plástica o la filosofía. El ministro Wert describía estas asignaturas como “las que distraen”. Por otra parte, hay centros que ya han comenzado a impartir una nueva materia, “Educación financiera”, siguiendo sugerencias de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Sin duda, la crisis financiera ha hecho que cambien muchas cosas, incluso las prioridades que se le dan a la educación; pero si bien no está mal replantear los contenidos que se imparten a los niños y jóvenes para que estén más y mejor preparados para el futuro que se les viene encima, creo que el enfoque no es el más acertado.
Claro que es importante tener conocimientos de economía y finanzas, para desenvolvernos bien con toda la terminología y circunstancias de los productos financieros que todos, en una u otra medida, tenemos contratados. Pero, por encima de todo, nos interesa que no puedan engañarnos, que nadie se pueda aprovechar de nuestra ignorancia.
Lo curioso es que, al mismo tiempo que buscan mejorar los conocimientos sobre finanzas: cómo dar prioridad a la hipoteca y a las cuotas del seguro sobre cuestiones menos obligatorias como comer o pagar la luz y el agua, también enseñan cuáles son los productos financieros más adecuados para cada circunstancia y lo que hace falta saber para contratarlos en las mejores condiciones. Por supuesto, aporta más beneficio tener el dinero en una cuenta de ahorro en el banco que dentro de una hucha en casa. Todas esas cosas son importantes de saber, pero ¿son realmente TAN importantes?
Lo que ha llevado al planeta a un estado insostenible de contaminación no ha sido la falta de conocimientos sobre ecología; lo que hace que millones de personas mueran de hambre cada año, la mayor parte de ellos niños, no es la falta de conocimientos sobre nutrición; de la misma manera, lo que ha sumido a buena parte del mundo en una crisis económica sin precedentes no ha sido la falta de conocimientos financieros. Todos ellos tienen un factor en común, porque lo que ha causado estos y otros muchos problemas no es otra cosa que la falta de ética.
No se pueden poner parches eternamente. En algún momento hay que mirar debajo de las distracciones de verdad, y no de las que habla el ministro Wert, y entender que sin una formación ética urgente ninguna nueva materia en el sistema educativo va a cambiar nada.
El “problema” de la ética es que no se puede enseñar con un libro de texto, sino con algo mucho más efectivo: el ejemplo. Básicamente, sólo la gente ética puede enseñar ética. Sólo la gente ética puede exigir ética. No es una cuestión para delegar en los educadores, sino que es algo que tiene que partir de arriba, de la persona que tenga sobre sí la responsabilidad de un país, y desde él se tiene que transmitir, como en los eslabones de una cadena, hacia abajo. Sin eso, ningún plan de estudios, ninguna ley, ninguna medida ni ningún decreto cambiarán profundamente nada en ninguna parte.
Excelente reflexión!
Saludos,
Me encantó y lo comparto plenamente… No es información lo que falta, es voluntad de actuar correctamente en el momento preciso! Procurar el bien para todos!
Gracias!