Hace poco tiempo, un amigo, me planteó la siguiente pregunta: si tuvieras que salvar un solo libro, ¿cuál elegirías? Inmediatamente contesté que ninguno. Y al rato, después de martirizarme un poco más con dicha pregunta, lo borré de mi lista de amigos. Dos buenas decisiones en muy poco tiempo, pensé.
De camino al trabajo, ya sentado en el autobús, me puse a mirar el paisaje a través de la ventanilla, como suelo hacer siempre. Esa distracción me relaja. Pero esta vez, había algo que no me dejaba tranquilo. No sé cómo, la dichosa pregunta seguía ahí, revoloteando alrededor de mi cabeza. De pronto, sin advertirlo conscientemente, empezaron a pasar por mi mente, de la misma manera que pasan los caballos en un hipódromo, autores y libros. Los había de todas clases; de literatura, de ciencia, matemáticas, historias de batallas, algunos de economía, sobre filosofía, incluso los había religiosos, etc. Pero la pregunta era muy clara: ¿un único libro?
La elección no era fácil; Cervantes o Shakespeare; Principia Mathematica de Newton o El origen de las especies de Darwin. La Biblia o el Corán; los Elementos de Euclides o tal vez, la geometría de Riemman; en filosofía están Platón o Aristóteles; El conde de Montecristo o Los tres mosqueteros; Ángeles y demonios o El capitán Alatriste; sin olvidar algunos cómics que me gustan mucho, etc., etc., etc. Sí, no cabía duda, mi ex amigo había hecho un buen trabajo estropeándome el día. Al final no tuve más remedio que elegir uno, un único libro. Me decidí, con pocas dudas, por La República de Platón.
Después de pasar por esta dura prueba, he decidido pasar la misma pregunta a todos ustedes; no es que quiera que me pongan en sus listas de “ex”, pero compréndanlo: para qué están, si no, los amigos.
Querido Rafa,
Para mí sí que hay un único libro. En él está todo lo que puede conocerse, y su autor es el más sabio que podamos imaginar. Es un libro hermoso, lleno de las más bellas imágenes, de los más bellos sonidos, de las más profundas enseñanzas.
Es… el Libro de la Naturaleza.
Un fuerte abrazo.
Si, es verdad, no hay libro mas maravilloso que el libro de la Nauraleza, Tambien hay un libro en blanco, que se puede ir escribiendo que es el libro de uno mismo, de su propio interior, de su propia naturaleza, pero para que eso suceda, el leer un poquito los dialogos de socrates, reconforta encontrarse en pensamientos similars.
He pensado sobre tu planteamiento, Rafa, y he estado tentado de proponer un libro, bien por su indudable valía, bien por su valor en la historia o por su validez universal, o incluso proponer alguno, bueno pero desconocido, para mostrar cierta originalidad.
Pero al final me he dado cuenta de que caería en la trampa que nos quieres proponer. En realidad, la Humanidad no es «de un solo libro». Somos múltiples, somo distintos, variados y ésa es una de nuestras riquezas.
Muchos libros, muchos puntos de vista, eso es lo que deseo.
Bueno en un primer moemento pense que si seria un unico libro tendria que ser uno con muchas paginas para que al leerlo una y otra vez uno no se canse pero luego me di cuenta que no es cuando uno se demore en leerlo sino lo que el contenido sume a nuestras vidas por lo tanto diria que El Profeta de Kahlil Gibran
La clave de este asunto está en el verbo utilizado: «salvar”.
Sí, querido bejo, tienes razón. Creo que la palabra «salvar» no es la adecuada. La voy a sustituir por la de «elegir». Y, ahora, adelante elige un libro.
Hay muchos libros y es dificil elegir, pero por nombrar uno, así en un segundo,ESPEJOS de Eduardo Galeano. me parece fascinante y te abre las puertas para que sigas leyendo a varias escritores que menciona, asi como pintura, musica, etc,,, es todo informacion y cultura, lo recomiendo,
Un saludo y me gusta este espacio.
M.J.
Me gustan los libros espirituales, filosóficos y psicológicos y de los muchos que he leído, me quedaría con el Bagavad Gita y el Utara Gita versión de Annie Bessant.
¡Sublimes! Lo he leído varias veces y cada vez que necesito un consejo, leo alguno de sus capítulos y suponen como un bálsamo para mi alma.
Creo que eligiría un libro que nunca hubiese leído. Prefiero salvar uno nuevo que llevarme uno que ya me sé – aunque cada libro pueda enseñarnos algo distinto con cada relectura -. Tengo el Corán como asignatura pendiente, así que supongo que sería ese el que elegiría.