Publicado el 12 de junio de 2013 en
http://lapoleaurbana.blogspot.com.es/2013/06/preguntas-para-vivir.html
Javier Hernández
Desde muy pequeños hemos tenido distintas maneras de indagar sobre lo que nos rodea: el tacto, el gusto y el resto de los sentidos han sido los primeros mensajeros de nuestro entorno. Luego descubrimos la forma –humana por excelencia– de descubrir el mundo y a nosotros mismos: las preguntas. Estas nos han acompañado e impulsado a descubrir la vida. ¿Quién no se ha preguntado, alguna vez, quién hizo este mundo y para qué, si existe un destino, cuál es nuestra vocación, qué es el amor, que es la muerte?
Esta necesidad fundamental de preguntar y buscar respuestas es algo que caracteriza al ser humano desde que apareció en la faz de la Tierra. De no haber tenido esa predisposición desde la edad de las cavernas, el hombre no se hubiera atrevido a salir de su oscuro refugio preguntándose: ¿qué hay más allá? Jamás se habría arriesgado a investigar cuáles son los límites de la Tierra. Y es que cuando uno se pregunta, recién inicia la maravillosa aventura de descubrir, cambiar y avanzar.
El acto de preguntar nos saca de la inercia, del automatismo diario, nos permite escapar de la mediocridad para buscar el conocimiento que nos hace falta. Las preguntas son la expresión de esa necesidad de retos que impulsan al ser humano hacia la acción; las preguntas nos abren puertas interiores y exteriores para renovarnos y crecer permanentemente.
Seguramente hemos notado que, de entre las muchas preguntas que nos hacemos diariamente, hay unas que nos asaltan cada cierto tiempo, preguntas como: ¿Quién soy realmente? ¿Existe el destino o todo es casual? ¿En qué consiste la felicidad? ¿Cuál es el sentido de mi vida?… Todos tenemos ese tipo de preguntas porque todos somos, en alguna medida, filósofos.
Y si alguna vez tú, que lees este artículo, pensaste que este tipo de preguntas no tienen respuesta, o que atenderlas es “perder el tiempo”, detente un minuto. ¿Acaso no es útil conocer cuál es la verdadera felicidad, para no confundirla? ¿Será útil conocer qué sentido tiene la vida o es mejor vivir a ciegas, sin saber de dónde venimos, ni a dónde vamos y finalmente, morir sin saber para qué existimos? Esas, tal vez, deberían ser las preguntas más importantes de nuestra vida.
Aquellas preguntas fundamentales no son otra cosa que la natural expresión de nuestro ser interior en busca de una vida auténtica y plena.
¿Qué buscamos al dialogar? ¿Qué buscamos al leer? Acaso no buscamos un “algo”, y aquello que vamos encontrando acaso no serán hitos de un caminar y no verdades incólumes que aletargan nuestro fundamento de humanidad? Si tú también te haces estas preguntas, te invito a descubrir las respuestas que encontraron los hombres sabios y filósofos de diversas culturas y civilizaciones, pero ante todo a ejercitar lo filosófico, a hacer filosofía –no a estudiarla–, pues la filosofía, fundamentalmente, se la entiende como una vía para acercarse a los misterios de la vida, el hombre y el universo. Sirve, entonces, para conocerse mejor, entender por qué suceden las cosas, descubrir el sentido de la existencia, reflexionar antes de tomar decisiones, comprender mejor a los demás y, en suma, para potenciar en nosotros aquellos valores interiores que nos permitirán atravesar con éxito las pruebas de la vida.
Nadie conseguimos la felicidad, ni sabemos bien lo que es; a veces disfrutamos retazos de filicidad. Pdero hay cosas más sencillas, y algunas inadmisibles: ¿Por qué hay tanto mal?. El mal es el que nos molesta y el que nos hace la vida difícil, por supuesto es el mayor torpedo a la felicidad. ¿El mal está desde siempre, podemos disminuirle?
Si alguien quiere examinar esta idea, o discutirla, ver
http://www.lobohobbes.com
La felicidad, una generalidad??, una aceleración??, o un sin fin de situaciones, hechos, sentires, anhelos, consuelos, o mentiras???!!!!!.
la felicidad parece ser de uno solo, individual, como ser o como colectivo.
será que la felicidad deba tener una contrapropuesta, el mal, por el ejemplo, o la frustracion, o el desengaño.
Igual creo que hace mas daño un poco de antifelicidad, que toda la felicidad que pueda haber vivido.
me gusta el tema, sigamos meditando