Hacía mucho tiempo que un periódico no publicaba un artículo con críticas a Nueva Acrópolis. La cantidad de actividades que realiza esta organización y de las que damos puntual noticia en nuestro sitio web es la mejor respuesta a dichos comentarios. Nuestra labor en catástrofes humanitarias, la promoción de la filosofía, de la música, la pintura o el ajedrez, de actividades para jóvenes, la gran cantidad de labores de acción social, etc., hablan por sí solas.
Esta semana un medio digital (quizás pronto todos lo sean) ha publicado una mezcla de crónica, reportaje y artículo de opinión con un pobre argumentario que ahora quiero comentar.
Nos enseñan los filósofos clásicos que debemos argumentar con hechos y no con opiniones. Habrá quien opine que Nueva Acrópolis es una secta, pero frente a eso podemos responder con hechos como este reconocimiento internacional o este otro, o simplemente mencionar que la finalidad de Nueva Acrópolis es radicalmente anti sectaria.
A veces hay un periodista bien intencionado, pero mal informado, que se vale de un «experto anti sectas» (por cierto, él gana mucho dinero con sus críticas, mientras que yo no percibo nada por mi labor voluntaria) que se dedica a alarmar a los lectores, minusvalorando lo que hacemos o simplemente interpretándolo de forma tergiversada.
En esta ocasión quien escribe, con alguna falta de ortografía, aprovecha para criticar a otra organización que mantiene una guardería y un comedor para refugiados y utilizar pobres argumentos contra Nueva Acrópolis, basados en una supuesta entrevista con una persona que fue miembro de esta organización y que lejos de tener mal recuerdo, reconoce que «lleva a cabo una labor encomiable para la ayuda de quienes más lo necesitan».
Entre sus argumentos menciona que Nueva Acrópolis cuenta con una organización nacional e internacional, que existe un sistema de condecoraciones, que tras la falta a una reunión anual estuvo «sancionada», que había caballeros que por la noche acompañaban hasta su casa a las chicas… Todas ellas actitudes muy peligrosas, ¿verdad?
No entrevista sin embargo a ningún miembro actual, como hacen los buenos periodistas para contrastar las versiones, ni hace caso a los miles de actuaciones realizadas en los últimos pocos años y que se pueden comprobar en este sitio web, o en este otro.
En fin, pobres argumentos de alguien que ya tiene formada la opinión de que Nueva Acrópolis es una secta y que pese a todos los hechos probados no está dispuesto a cambiar.
Ante estos débiles argumentos críticos solo nos queda decir la frase que Cervantes nunca escribió: «Ladran Sancho, señal de que cabalgamos».
Quien critica a Nueva Acrópolis no sabe los miles de actividades que realizamos en más de 50 países en fomento de la cultura, de la filosofía y del voluntariado.
Somos varias decenas de miles de personas de toda condición que de forma voluntaria, que quiere decir trabajar no por dinero, sino por amor, que llevamos más de 50 años fomentando lo citado sin más recompensa que la satisfacción de la labor realizada. Pueden fácilmente verlo en nuestros Anuarios publicados en las páginas web de Nueva Acrópolis.
Es más fácil criticar, difamar y destruir que conocer, reflexionar y construir.
Pero, allá ellos con sus envidias, difamaciones y mentiras. No nos hacen considerarlas más que lo que son.