Nueva Acrópolis: indignación y sensatez ante las difamaciones

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Los que escribimos en este blog somos en gran parte socios colaboradores de la Organización Internacional Nueva Acrópolis. Yo personalmente colaboro desde Málaga desde hace algunos años movido por una vocación filosófica que me lleva a buscar y rodearme de lo que me pueda enriquecer interiormente, como ser humano. Me inspiran los ideales de bondad, justicia, belleza y búsqueda de la verdad, aunque, como todos, estoy muy lejos de ser perfecto.

Pues bien, a veces aparecen en las búsquedas de este universo que es Internet páginas que, de una forma casi esperpéntica, difaman a Nueva Acrópolis tachándola de secta judeonazi (¡vaya contradicción!), satánica, y falta decir asustasuegras. Parece como en la época de la Inquisición, donde se acusaba de la terrible “brujería” a todo el que molestaba. Más allá de lo sarcástico, me duele, pues me acusan de todo lo que detesto. Se hace intolerable que se pueda difamar tan impunemente el buen nombre de Nueva Acrópolis mezclado con insultos a Jung, Mircea Eliade, Platón etc., y esto se lo trague la gente sensata.

De todas formas parece que en este universo de críticas destructivas (porque pocas aportan algo positivo) no hay quien se libre de que le salgan locos enconados con lo que uno hace.

No voy a entrar en argumentaciones que creo que están muy bien expuestas en la página La fuerza del ejemplo: http://lafuerzadelejemplo.blogspot.com.es/2008/04/nueva-acrpolis-responde-ante-las.html

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Sentido humanista

Sentido humanista

Una ciencia, un arte, una filosofía que no tiene sentido humanista, que no tiene sentido histórico, que no se basa en el amor a la humanidad, que no se basa en la búsqueda profunda de los valores humanos, no es ciencia, no es filosofía, ni tampoco es arte.

(Jorge Ángel Livraga)

Educar

Educere

No enseñes para que acumulen más datos, sino para que tomen posesión de su vida y la realicen plenamente; para que se conozcan a sí mismos y sus potencialidades; para que conozcan el mundo, la belleza y profundidad que encierra, y tracen su propia meta en armonía con el resto de seres que nos rodean. Y esto, aplícalo primero en ti mismo.

(M. Sándalo)