A veces es más fácil ser bueno que ser justo. Sin el sentido de la justicia, la verdadera bondad, la justicia espiritual, aquello que le puede dar a cada cual lo que le corresponde en un sentido de bondad e inegoísmo, es lo más difícil de alcanzar.
Los tratados basados en intereses socioeconómicos, si no tienen un respaldo de verdadera formación y cultura humanista de las sociedades en la fraternidad y unidad esencial de la humanidad, no funcionan; simplemente, posponen los conflictos, mientras crece el resentimiento y el odio. La paz no se impone, sino que nace de la calidad humana, alejada de los fundamentalismos. los egoísmos y los miedos.
El esplendor de la amistad no radica en una mano extendida, en la bondad de una sonrisa o en el placer de una compañía, sino en la inspiración del espíritu al descubrir que alguien cree en nosotros y está dispuesto a brindarnos su confianza.
Gracias, Sol, por enseñarnos a sentir la unidad de la vida; por arder en el corazón del alma despierta impulsándola a manifestar tu misterio de luz y calor.