Una palabra evoca mundos, hace florecer imágenes y recuerdos, aviva la experiencia, reconforta el ánimo, fortalece para la batalla de todos los días.
(Delia Steinberg)
La nobleza del ser humano procede de la virtud, no del nacimiento. «Valgo más que tú porque mi padre fue cónsul y además soy tribuno, y tú no eres nada».
Vanas palabras, amigo. Si fuésemos dos caballos y me dijeses: «Mi padre fue el más ligero de los caballos de su tiempo y yo tengo alfalfa y avena en abundancia y, además, soberbios arneses», te contestaría: «Lo creo, pero corramos juntos».
(Epicteto)