
Extraña palabreja cuyo significado desconocía hasta hace poco, pero al conocerla resulta que viene muy bien para ayudar a definir algunas vivencias. Como cuando crees tener todo en tu vida más o menos atado y, por unas u otras razones se desatan los nudos, yéndose todo al garete… aparentemente. O cuando tus esquemas de qué es la vida y cuál es la mejor forma de comportarse comienzan a resquebrajarse, poco a poco, transformándose y ampliándose para hacer sitio a nuevas ideas o experiencias que te hacen abrir los ojos un poco más.
Esa palabra es, sobre todo, utilizada en ciencia para medir el grado de desorden que hay en la materia. Así, la Real Academia Española, en una de sus acepciones nos dice: “Medida del desorden de un sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor que la misma sustancia en forma de gas con sus moléculas libres y en pleno desorden”. Podríamos resumir diciendo que la entropía es desorden que tiende a un orden.
Sucede aquello tan viejo que tantas veces hemos oído de: para hacer la tortilla hay que romper el huevo, o que si para coger peces hay que mojarse el culo, etc. Que no son sino ciclos, es decir: orden, desorden y otra vez orden, pero diferente al primero. Le oí decir una vez a André Malby (salió en el famoso programa de Sanchez Dragó sobre milenarismo, famoso por la borrachera de Fernando Arrabal) que la existencia toda era una entropía, y que la evolución no es sino el encuentro con el orden perdido, lo que sucede es que al parecer ese mismo proceso sucede por el camino, y de entropía en entropía vamos acercándonos a… no se sabe muy bien qué.
Quizás por eso llame tanto la atención la teoría del sincronismo jungiano. Si todo esto fuera cierto, resultaría que da igual dónde nos escondamos, ni importa por cuánto tiempo se posponga, ni las mil justificaciones que expongamos para “protegernos”. Al final, todo hijo de vecino acabará viviendo aquello que tiene que vivir, y en el fondo lo sabemos. La resistencia que ponemos a ello sólo sería… el lento proceso de la madurez.