Gaueko ele ixilen balada

Recuerdo que hace muchos años me sorprendió escuchar en la radio un programa dedicado al cantautor Benito Lertxundi. Aunque ya conocía algunas de sus canciones (por entonces me gustaba otro cantautor, Urko, de quien aprendí unas pocas palabras en euskera con aquel disco en directo «Hemen gaude»), me sorprendió escuchar la traducción de las letras y compararlas con las de las canciones «pop» que se escuchaban normalmente por la radio.

Situémonos en los años 80 y recordemos qué escuchábamos (en España es sencillo sintonizando las emisoras M-80 o Kiss-FM). Y ahora imaginaos mi cara al escuchar canciones como esta:

Gaueko ele ixilen balada

Gauaren lumez idazten doazen
ele ixilak nator kantatzen
jainko guztien atetan daitzen
asekaitz noa bizitzan barnatzen.

Fruitu ukakorrak ditut usantzen
amets aragikoietan ixurtzen
grinen zirrarek naute edertzen
gauaz maitaleen suan naiz erretzen.

Ene gogozko egunsentian
druiden arpen oihartzunean
iheskor noa ohargabean
izkutuko oroitzapen bidetan.

Udazken margoz andere lurra
emeki dator ene baitara
zimeldutako sinismen hura
jainkozko ikuituez laztantzera.

Azmamiez ferekatzen dudan
belar ezearen funtsean
biluztuz noa lurkoi bidaian
oharpen zaharren dastatze gozoan.

Itxaropena, zatoz nerekin
apainduaz jauntzi xuriekin
ene maitale nahi zaitut egin
aitonen semeen ohorearekin.

 

Es sencillo encontrar en internet su traducción:

Vengo cantando las palabras calladas
escritas con pluma de noche,
llamando a las puertas de todos los dioses,
adentrándome insaciable en la vida.

Olfateo el aroma de los frutos prohibidos,
me vierto en sueños voluptuosos,
la emoción de las pasiones me embellece,
y de noche, me consumo en el fuego de amantes.

En la alborada de mi deseo,
en el eco de arpas druídicas,
sin darme cuenta voy huyendo
por las sendas de los recónditos recuerdos.

La mujer tierra con sus tintes otoñales,
femenina, se adentra en mi ser,
acariciando con toques divinos
aquella ilusión perdida.

Atravesando la esencia de la fresca hierba
que acaricio con las yemas de los dedos,
voy desnudo en telúrico viaje
deleitándome en los viejos atavismos.

Esperanza, ven conmigo,
ataviada de blanco satén,
quiero hacerte mi amante,
a la usanza y el honor de los hidalgos.

 

¿Verdad que canciones como esta te hacen seguir creyendo en la poesía?

No sé si será políticamente correcto traer ahora una música en euskera por el complicado proceso político actual (¿y cuándo no?), pero el arte, la poesía, la belleza, deben estar por encima de los cambios temporales y las modas.

Y ahora os dejo esta canción para que disfrutéis de esta hermosísima balada:

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