Solo los valientes pueden ser tiernos

El jueves pasado me dispuse a ver el programa “Carta Blanca” porque lo presentaba Jodorowsky y le tengo cierto aprecio (una buena amiga me ha conseguido, en la feria de Madrid, una foto dedicada por él, gracias). He disfrutado sus guiones de comics como el famoso “Incal”, he visto algunas de las películas surrealistas que protagonizó y he leído uno de sus libros, que confieso no me dejó indiferente, pero lo cierto es que en ese programa me decepcionó bastante y no quiero entrar en más detalles (algún día hablaré de él). Lo que si me gustó fue la entrevista que hizo a Alex Rovira, de quien no he leído nada (cosa que pronto arreglaré) y sobre todo una frase que dejó caer: “Solo los valientes pueden ser tiernos”, de Indira Gandhi.

Lo que me llamó la atención es su sentido contradictorio. Me gustan mucho las paradojas, esas frases aparentemente sin sentido que parecen burlarse del lector o del tertuliano y que los sabios suelen tener en sus labios muy a menudo, especialmente el taoismo y su famoso Tao-Te-King, donde uno encuentra frases parecidas a “El buen hacedor de nudos todo lo ata y no hace nudos”. Este tipo de frases solo se pueden resolver en clave filosófica y desde una concepción de la vida más profunda que tiene en cuenta lo invisible, aquello de trascendente que tiene el ser humano (sus sentimientos, sus ideas, su alma, su espíritu o como queramos llamarlo) y ve en la vida un misterio aún por resolver.

Y ciertamente, solo los valientes pueden ser tiernos porque la ternura, el inegoísmo, la fraternidad, la empatía, la bondad… es la conquista más difícil que se puede emprender, requiere una lucha interior inteligente y continuada en el tiempo para liberarse de todo aquello que nos hace demasiado interesados y tiñe de sombras nuestros pensamientos y actos, para liberarse de todo aquello que no es nuestra esencia. Pareciera como si, desde esa esencia, pudiéramos ver a las personas desde otro punto de vista valorándolas no tanto por lo que son, sino por lo que pueden llegar a ser, y eso nos llena de paciencia, de tolerancia y por supuesto de mucha, mucha ternura.

A esa forma de ser valiente me apunto.

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