Querida Eva:
Son ya varias las veces que te he invitado, dado que te conozco y sé que te gustará, a asistir a un curso, corto pero interesante, sobre filosofía. A pesar de que solo son unos pocos meses durante los cuales podrás echar un vistazo a la filosofía y cultura de varios países, durante diferentes periodos históricos, estoy seguro de que te ayudará a entender a otras personas y a ti misma.
Pero siempre te has excusado diciendo que no tienes tiempo, o incluso últimamente, dices que ya eres demasiado mayor para estas cosas. Te recuerdo que con la misma excusa nunca has realizado ninguno de tus sueños desde que te conocí con poco más de veinte años. Has dejado pasar muchas oportunidades para realizar algunos de tus sueños como: aprender a pintar, aprender inglés para poder viajar, que tanto te gusta, aprender cocina china, y, no puedo dejar de mencionar, tu gran ilusión por navegar a vela.
De mi mano sólo quiero decirte que la falta de tiempo no es un motivo para dejar de hacer algo, sino lo contrario, cuanto menos tiempo nos quede más rápidamente debemos lanzarnos a nuestras pequeñas o grandes ilusiones y sueños.
Como sé que a mí no me harás mucho caso, aquí te dejo las palabras que el filósofo Epicuro escribió en una carta a su amigo Meneceo. Dice así:
«Nadie por ser joven vacile en filosofar ni por hallarse viejo de filosofar se fatigue. Pues nadie está demasiado adelantado ni retardado para lo que concierne a la salud de su alma. El que dice que aún no le llegó la hora de filosofar o que ya le ha pasado es como quien dice que no se le presenta o que ya no hay tiempo para la felicidad. De modo que deben filosofar tanto el joven como el viejo: el uno para que, envejeciendo, se rejuvenezca en bienes por el recuerdo agradecido de los pasados, el otro para ser a un tiempo joven y maduro por su serenidad ante el futuro. Así pues, hay que meditar lo que produce la felicidad, ya que cuando está presente lo tenemos todo y, cuando falta, todo lo hacemos por poseerla».
Epicuro: Carta a Meneceo