El título de este blog no corresponde a ningún grupo de música actual, por más que sus nombres sean sumamente originales. Me estoy refiriendo a que en nuestra sociedad, en los momentos más dramáticos, se propugnan unos valores, pero se admite sin ningún problema que en los medios de comunicación de masas se denigren o rechacen.
La reflexión viene a raíz de la reciente trágica muerte de una menor en Sevilla. Una muerte sin sentido, una muerte absurda, fruto de una mente enferma, dentro de una sociedad enferma. Valentí Puig lo llama, en un excelente artículo, “la extraña sociedad”.
Para este articulista, la razón se encuentra en la pérdida de valores: “Figuras como el padre o el profesor pierden su condición de modelos a imitar. El antiautoritarismo alcanza a impugnar la autoridad legítima del padre o del profesor”.
Los padres de la menor coinciden: «La sociedad cada día tiene menos moral. Quizás seamos demasiado flexibles, empezando por los profesores en los colegios».
Pero por otra parte, vemos que en la sociedad se difunden sin ningún reparo mensajes violentos, racistas, denigratorios, que no se condenan por miedo a no parecer tolerantes. Es curioso que la noche que anunciaron la detención del confeso asesino de esta joven, en la televisión se proyectaba la primera parte de la película “Kill Bill”. Aunque hace casi seis años que se estrenó, nunca la había visto…, y aún puedo decirlo, porque sólo aguanté veinte minutos de secuencias llenas de violencia absurda. Y, sin embargo, es lo que llaman una “película de culto”, un icono de la sociedad actual. Al día siguiente, al comentarlo con algunos amigos, varios me confesaron que la película les gustó. Dios mío, o no entiendo nada, o estamos todos locos: ¿cómo podemos estar tan esquizofrénicos y por una parte “disfrutar” con Kill Bill y por otra condenar el crimen de Marta?
V. Puig, en el mencionado artículo, critica este “emocionalismo singular que convoca manifestaciones para llorar la muerte de Marta pidiendo venganza y que nada dijo cuando el deterioro crucial de la escuela y del hogar estaba prologando esa escenificación brutal de un fracaso de todos”.
El sábado 21 los padres de Marta irán a una manifestación que se celebrará en Madrid en señal de protesta por el asesinato de su hija y para reclamar que se celebre una consulta popular sobre la cadena perpetua. También tienen previsto un encuentro con el presidente del Gobierno, y hasta con el líder de una despistada oposición. Del ministro de Justicia nada han dicho, vista su apretada agenda, de caza en caza…
No creo que la solución esté en la cadena perpetua: lo que en pocos años no se enseña, tampoco se arregla con toda una vida de encierro. La cadena perpetua demuestra tan solo la impotencia de la sociedad en poder encontrar ámbitos adecuados para el desarrollo de los individuos que la forman. Demuestra el miedo y la indefensión ante elementos violentos dentro de la propia sociedad, que deben ser aislados y perseguidos a falta de otras soluciones.
Mientras, en este mundo mediático, mediatizado y estupidizado, nos dedicamos a crear grupos en Facebook para pedir la cadena perpetua para el asesino de Marta, a raíz de más de 500 nuevas altas por hora (ahora mismo en torno a 60.000) y casi 3000 comentarios. Y sin embargo, el tráiler de Kill Bill en YouTube cuenta con más de 760.000 visualizaciones.
Decididamente necesitamos cambiar esta sociedad. Y empezar a trasmitir valores éticos.