Peceras para ninis

PECERAS PARA NINIS

Recuerdo que la primera vez que oí la palabra “nini” me pareció graciosa. “Nini» me sonaba a panecillo con crema; ya me imaginaba yo pidiendo en una cafetería algo así como: un café y un par de ninis. Pero cuando me contaron lo que significaba la palabra nini (jóvenes que ni estudian ni trabajan ni dan un palo al agua), ya no me hacía tanta gracia. Y después de recibir el siguiente correo de un conocido: “Soy padre de un nini. Ya tiene 32 años, a los 25 años le dejé de pagar la escuela, el tabaco y el móvil porque no aprobaba casi nada y todavía le faltaban 23 asignaturas para graduarse en Sociología. Empezó a buscar trabajo pero le pedían experiencia; a los 28 años desistió y dejó de buscar trabajo, y creo que incluso la vida. Y a veces, aunque parezca duro decirlo, me pregunto: ¿hasta qué edad tengo que mantener a mi hijo?”, me entraron ganas de llorar.

Hace algunos años, cuando se empezó a ver por primera vez este problema entre los jóvenes, eran pocos y estaban muy localizados en áreas urbanas y prósperas. Hoy día se han convertido en un fenómeno mundial; los hay por todas partes, desde México a India, desde España a China, los hay en Brasil, desde Estados Unidos a Sudáfrica… en todos los países en mayor o menor medida hay ninis. En inglés se los conoce con el acrónimo de NEET (Not in Employment, Education or Training). Pero en todos los países, sea cual sea el idioma, se refieren a ellos como la generación perdida.

Creo que el “nini”, más que un estado transitorio es una actitud ante la vida. Una actitud fomentada por una sociedad que cree sobre todo en que lo cómodo es lo único bueno. Por eso decía Platón que “dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad y demasiada dulzura”. Parece que nos hemos pasado por el lado de la dulzura y de la comodidad. Y hemos convertido nuestros hogares en peceras para ninis, con temperatura, luz, comida, filtrado de agua, videojuegos, WiFi… todo muy cómodo. Pero nos hemos olvidado de que los hijos no son peces de colores, no están para que las visitas los observen cuando vienen a casa a la hora del té: necesitan hacerse fuertes y desarrollar la resiliencia. Este concepto fue introducido en el ámbito de la psicología hacia los años setenta por el psiquiatra Michael Rutter y es un concepto extraído de la física, y se refiere a la capacidad de los materiales para resistir. Según Esther Sanz y César M. Estévez (psicóloga clínica y enfermero especialista en salud mental), “La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas”. Y nos guste o no, nuestra capacidad para hacer frente a las adversidades, para levantarnos cuando nos caemos, se desarrolla ejercitándonos en la adversidad y no en cómodas peceras.

One thought on “Peceras para ninis

  1. Rafa, has puesto el dedo en la dolorosa llaga. Mucha gente se pregunta sorprendido cómo ha surgido esta especie de joven y nadie parece darse cuenta de que es el lógico producto de una nefasta educación de vida, como lo expresas tan claramente.
    Gracias por tu artículo y un abrazo.

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