
Detalle de “La calumnia de Apeles”, de Sandro Botticelli
La sectología podría definirse como la ciencia que consiste en identificar, clasificar, etiquetar y hacer correr la voz sobre grupos de personas que se dedican a actividades que no cuadran con lo que los rastreadores de sectas consideran que deberían ser sus actividades.
Digo “podría definirse” (en condicional), porque “no se puede” (en presente).
No es ciencia. Es bulo, trama de novela, argumento de historieta humorística y otras cosas. Pero ciencia, no.
Es un arte antiguo (lo de la sectología). La sectografía histórica nos muestra que ya en el siglo V a. C., los vecinos de Pitágoras se empeñaron en tildarlo de “sectario” porque dirigía una comunidad que pretendía vivir según unas normas de ética y convivencia que no eran exactamente las que regían por aquellos contornos. De Pitágoras, algo sabemos. De sus vecinos, ni rastro.