¡Que vienen las fake news!


«Ten cuidado, que estos chicos tan majos no son lo que parecen».

Quién nos iba a decir que la facilidad de Pinocho para modificar la realidad iba a ser convertida en arte… O más bien, en malas artes… Si hoy existieran narices como la suya, Quevedo disfrutaría de lo lindo (ya sabes, el de «Érase un hombre a una nariz pegado…»).

Las fake news parecen modernas, pero el concepto se inventó hace mucho (algunos ejércitos antiguos difundían de vez en cuando alguna trola para despistar al enemigo); lo que pasa es que Internet y las nuevas tecnologías lo han sofisticado bastante. ¿Para qué anular a un oponente si puedes anular a cien mil de una vez y sin despeinarte?

Además, ¿para qué vamos a decir «noticias falsas» pudiendo llamarlas «fakes»? Esto va más con nuestro lenguaje moderno, tan práctico, tan inclusivo, tan resumido…: finde, porfa, peli, info

Las fakes evitan esfuerzos a aquellos cuyo objetivo es la desinformación. ¿Por qué argumentar y convencer, con lo trabajoso que es? Mejor soltar un bulo y que ruede, como las bolas de nieve: llegará más lejos y encima nunca se sabrá quién fue el listillo que lo lanzó (persona, institución o cosa).

Continue reading

Mañana lo haré

¡Qué contento estabas la semana pasada!

Tu nuevo trabajo –aunque digo «nuevo», ya llevabas dos años allí– te había ocupado hasta entonces mucho tiempo. Yo te lo había echado en cara a menudo, pero no es que me hubieras hecho mucho caso.

Recuerdo cómo, desde que éramos unos niños, fuimos uña y carne. Los adultos se asombraban de que sintonizáramos tanto y desconociéramos las disputas propias de la infancia. Sí, se puede decir que fuimos amigos desde la cuna.

Cuando superamos la edad de compartir juegos, empezamos a compartir sueños. Qué idealistas éramos los dos. Cuántas metas por conquistar, cuántos enigmas por descubrir, cuántas obras por realizar.

Continue reading