
Si tanto me alaban, será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden.
(Aristóteles)
– Enhorabuena, profesor. Descubrir esos tratados cuidadosamente protegidos en un baúl en estratos tan antiguos constituye el mayor hallazgo arqueológico del siglo. ¿Fue su intuición lo que le llevó a señalar este lugar para comenzar la excavación? –preguntó el periodista.
–No. Los había puesto yo allí –contestó el viajero del tiempo.
Hace poco volví a ver la película Pinocho, de Walt Disney.
Las películas sencillas muestran lo blanco muy blanco y lo negro muy negro, lo que tiene una ventaja: se distinguen fácilmente. Vamos, que se aprende de forma relajada, lo cual es de agradecer.
Nuevamente vi al hada azul cómo prometía a Pinocho la posibilidad de ser algo más que un muñeco de madera. Llegaría a ser un verdadero niño de carne y hueso si lograba superar un periodo de prueba para demostrar que realmente era merecedor de tal categoría. Nada de regalos sin más. Le dejaba con un acompañante singular: la voz de su conciencia (“Deja que tu conciencia sea tu guía”).
Soy fan de Pepito Grillo. El pobre ejerce de voz de la conciencia de Pinocho, lo cual es un trabajo a jornada completa y sin remuneración (así le va, a veces).
Y qué podemos decir de su magnífica explicación de dónde están el bien y el mal, tan clara como la que nosotros mismos daríamos en su lugar:
El otro día me encontré con uno de mis vecinos, que es joven y despierto, y que por lo visto había oído comentar algo en casa sobre Nueva Acrópolis y, sabiendo que me muevo en este ambiente desde hace algunos años, me preguntó directamente: “¿Qué es Nueva Acrópolis?”.
Ante esta pregunta a bocajarro (con la que por cierto, me topo con cierta frecuencia) pensé que, mejor que contestarle con una definición y una enumeración de principios, podía explicárselo como cuando él me responde a mí si le pregunto por algo que él hace y yo desconozco (es que vivo en un sitio donde los vecinos son como los de antes, que se relacionan y hablan).
Así que, sin más, se desarrolló un diálogo tal que así:
–¿A ti te parece que hay cosas que se podrían mejorar en el mundo?
–Sí.