Así como los ojos no piden recompensa por el hecho de ver, ni los pies por el de caminar, el hombre nacido para hacer el bien tiene en ello mismo su premio (Marco Aurelio).
¿Por qué dices: «oh, cosa muerta (…)? El ritmo de la piedra acaso sea otro ritmo, pero yo te digo que si sondeas las profundidades de tu alma y mides las alturas del espacio, no oirás más que una melodía, y que en esa melodía la piedra y la estrella cantan, una con otra, al unísono perfecto (Khalil Gibran, El jardín del profeta).
La inteligencia no es oro, ni plata, ni gloria, ni riqueza, ni salud, ni fuerza, ni belleza.
¿Qué es entonces?: aquello que es capaz de hacer un buen uso de esas cosas, y aquello por lo que cada una de esas cosas es agradable, magnífica y provechosa. Sin ella son inútiles, infructíferas y perjudiciales (Plutarco, Moralia).