Sembrad ideas buenas

 

«Sembrad en los niños ideas buenas, aunque no las entiendan; los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en su corazón» (Maria Montessori).

No basta que sean buenas ideas, sino que han de ser ideas buenas.

Es decir, la moralidad por encima del interés.

Es más valioso, humanamente hablando, tener una vida ajustada a unos principios éticos que ser inteligente.

La calma de un jardín

Quien no ha conocido la calma de un jardín oriental en una noche de verano, ignora que el paraíso existe en la tierra.

Allí se mezclan los perfumes de las rosas con los de los hibiscos y los tamarindos; un agradable frescor sube del suelo regado por los jardineros al anochecer. Uno se pone a soñar con un universo donde el ser humano sabría de nuevo fraternizar con la flor más humilde (Christian Jacq, El egiptólogo).

El ritmo de la piedra

 

¿Por qué dices: «oh, cosa muerta (…)? El ritmo de la piedra acaso sea otro ritmo, pero yo te digo que si sondeas las profundidades de tu alma y mides las alturas del espacio, no oirás más que una melodía, y que en esa melodía la piedra y la estrella cantan, una con otra, al unísono perfecto (Khalil Gibran, El jardín del profeta).

El arte con belleza

El arte con belleza integra la conciencia, casi siempre dispersa en lo superficial, produciendo una concentración agradable, espontánea y armónica. No importa que no conozcamos las leyes de algún arte determinado; simplemente apreciamos el efecto artístico de esas leyes (Delia Steinberg Guzmán).