
Reconozco que me gusta ver películas que me hagan pensar. Ya sea por la profundidad de sus diálogos como por el uso de ciertas paradojas sobre el tiempo o de inspiración científica. La mayoría de mis amigos prefieren ir al cine para olvidarse de los problemas cotidianos y «no tener que pensar». Por eso les gustan las películas de acción, trepidantes en las que desde el comienzo de la película se suceden escenas rápidas, persecuciones y acción, mucha acción. Sin embargo, a mí me gusta el efecto catártico propio de la tragedia griega, en el que te sientes identificado con alguno de los personajes, donde se plantean dilemas morales y con unas escenas largas y cuidada fotografía, piensas sobre la condición humana y sales del cine a veces fortalecido en tus convicciones y en otras ocasiones con enormes dudas sobre el sentido de nuestra existencia.

Por eso me sorprendieron las declaraciones de J.J. Abrams, a quien recuerdo por tanto que nos hizo pensar durante siete años con la serie de TV «Lost» («Perdidos»), diciendo que quería combinar algo de los dos estilos en la nueva película que acaba de dirigir, «Star Trek: En la oscuridad» . Aquí podéis leer la entrevista completa, de la que voy a extractar algunos puntos que me llamaron la atención.
El director J.J. Abrams reconoce que cuando era muy joven le gustaba más la acción de las películas del tipo «La guerra de las galaxias», frente a la serie de Strar Trek: «Tenía amigos que eran grandes fans de Star Trek, quizás yo era demasiado pequeño para entenderlo o demasiado impaciente, pero sentía que era más sofisticado y filosófico, debatiendo sobre problemas morales y cosas teóricamente interesantes«.
«Una de las mejores cosas de este universo es que habla de cómo la humanidad trabaja codo con codo. No importa la nacionalidad, el sexo, la religión, o la cultura de donde procedas —o la especie—, la idea de que la humanidad está unida es maravillosa, es una de mis cosas favoritas de Star Trek, y un gran ejemplo a seguir para nuestro mundo«.
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