Apreciar lo que tenemos

APRECIAR

 

A veces, dedicamos tanto tiempo a echar la cuenta de lo que no tenemos y de lo mal que se nos ponen las cosas en el quehacer de todos los días (mi trabajo peligra, la crisis me amenaza, Pepito –o Pepita– no me quiere), que se nos olvida apreciar todo lo bueno que cae en nuestro camino, y la existencia se convierte en un campo de batalla donde a veces nos peleamos con el enemigo equivocado, mientras el tiempo avanza inexorablemente en el reloj de arena que la vida dejó en nuestra mesilla de noche cuando llegamos.

Como filósofos, sabemos que la vida está ofreciéndonos continuas lecciones, a veces con situaciones que juzgamos positivas, a veces con aparentes injusticias que el destino nos envía sin que en nuestra opinión nos hayamos merecido tal prueba.

Puede ser que solo sea cuestión de poner un poco de atención, porque parece que no es mal de nuestro tiempo, sino que acompaña a la naturaleza humana desde siempre. Ya Cervantes (que paseó por Castilla allá por el siglo XVI nada menos) lo caló en esta letrilla: Continue reading

¿Te gusta el carnaval?

CARNAVALFebrero nos ha traído una ola de frío, y en algunas ciudades, también nos trae el carnaval. Y eso fue lo que me recordó Juan, un conocido mío, cuando hace unos días me preguntó:

–¿Qué, te gustan las chirigotas de este año?

–Pues, la verdad es que no escucho muchas chirigotas.

–Bueno –continuó animado–, ¿de qué te vas a disfrazar este año?

–De nada; más bien intentaré, como otros años, huir de la ciudad durante el carnaval.

Continue reading

Eres tú

Creo que en otra ocasión he comentado que algunas canciones de amor podrían perfectamente entenderse dentro de un contexto más espiritual. No es de extrañar, pues dentro de la tradición platónica, se distingue entre el amor terrenal entre cuerpos (eros pandemos) y el amor celeste entre almas (eros pteros). De esta forma, habrá canciones que cantan a un tipo de amor o a otro.

La canción que traigo hoy tiene como autor de la letra y de la música a Juan Carlos Calderón, uno de los compositores más afamados de numerosos cantantes de música melódica y pop española y sudamericana.

Esta canción la compuso para el grupo Mocedades en su participación del festival de Eurovisión de 1973. La canción quedó en segundo lugar, pese a su extraordinaria interpretación, y de hecho llegó a las listas de éxitos internacionales y se han hecho más de 70 versiones; sin embargo, de la canción luxemburguesa ganadora nadie se acuerda.

Va primero la letra:

Continue reading

El otro día, en el parque…

PARQUE

¡Ah! ¡Qué gusto ver jugar a los revoltosos pequeñuelos en los parques infantiles! Tan alegres, tan confiados, tan espontáneos, tan ricos ellos, tan… “angelitos”.

¿Espontáneos? Claro, es la ferocidad de la tierna infancia, la aventura imaginaria que prima sobre la cruda realidad mía de que me estoy mojando los pies porque llueve.

Cerca de mí, combaten los piratas del Caribe.

No me preocupa el enano, que no tendrá más de seis años. Es un niño normal, como todos, sin conciencia del peligro o de su fuerza, como corresponde a su edad. Y completamente inocente.

Continue reading

Mucho por desarrollar

A pesar de que tendemos a creer que apenas si quedan enigmas por descifrar en el ámbito del conocimiento científico, cada día aparecen noticias que nos informan sobre lo contrario, es decir, que vivimos rodeados de desconocimiento, por no decir de misterios aún pendientes de resolución y esclarecimiento.

Es inmenso el trabajo realizado por las ciencias de todos los campos en los últimos siglos y sus aplicaciones prácticas en las más variadas técnicas todavía nos asombran por su alcance, es justo que lo reconozcamos, aquí y ahora, cuando nos estamos beneficiando tan claramente de las tecnologías de la comunicación, gracias a las cuales podemos difundir nuestras ideas y opiniones con una repercusión casi universal.

Entre los asuntos que todavía ofrecen no pocas interrogantes sin respuestas se encuentra precisamente la mente humana, los procesos por medio de los cuales nuestros pensamientos pueden llegar a gobernar nuestras vidas y modificar incluso nuestras sensaciones más pegadas a la materia física. De las investigaciones avanzadas que se están desarrollando sobre el funcionamiento del cerebro, por poner un ejemplo, parece confirmarse que efectivamente aún existen en nosotros cualidades latentes, capacidades no actualizadas que con un adecuado entrenamiento podremos despertar: zonas apenas utilizadas de un órgano destinado a servir de enlace con el cuerpo, como un sofisticado instrumento a la espera de que un experto conocedor de sus potencialidades las ponga en acción.

La filosofía viene en nuestra ayuda, a la hora de emprender la tarea de aprovechar todos esos recursos que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. Es la disciplina que nos proporciona los métodos, la que nos enseña a pensar y a despertar nuestras cualidades latentes. Es el mejor camino para no perderse por los laberintos inexplorados de nuestro cerebro, siguiendo el ejemplo y las huellas de los maestros que lo recorrieron y encontraron el sentido de la vida, que es en realidad lo que buscamos.

Feliz año 2012 y suerte con su ADN

Como cada año, deseo a todos un ¡FELIZ AÑO 2012!, aunque, según un artículo publicado en la revista “The economist”, titulado “Happiness is in your DNA”, la felicidad está en el ADN. Y, por lo tanto, es el ADN el que conforma nuestro grado de felicidad de la misma forma que conforma el color del pelo, la forma de las manos, el hígado o el número de zapato que calzas.

Y, lo siento mucho, pero tampoco puedo desearos ¡UN PRÓSPERO AÑO NUEVO! Porque en dicho artículo podemos leer: “Que la personalidad y la inteligencia se heredan es un hecho cada vez más claro y obvio, de modo que, presumiblemente, la tendencia a ser feliz o infeliz es, en cierta medida, producto del ADN”. O sea, que la inteligencia, necesaria para tener un poco de prosperidad, también es producto del ADN. El gen de la inteligencia se descubrió hace algunos años y se llama dysbindin-1 (DTNBP1). Y si no tenemos en nuestro cuerpo un poco de dysbindin-1 (DTNBP1) o en el de algún familiar cercano que además tenga el gen de la generosidad, olvídese del pavo en salsa, del turrón y de los roscos de Reyes.

Y si es usted uno de los afortunados que tienen un poco de inteligencia y un poco de felicidad, ni se le ocurra dar gracias a Dios. Porque según el genetista Dean Hamer, la espiritualidad y la fe son también producto del ADN. El gen se llama VMAT2, pero se ha popularizado como el “Gen de Dios”. A este paso, y con los adelantos que hay, cualquier día encontrarán el gen de la Capilla Sixtina, la Novena de Beethoven, el sabor de la paella y el rock & roll.

Todos estos descubrimientos están basados en la “teoría” de que la conducta es el resultado de la biología: son los genes y no los individuos los que evolucionan. Y evolucionan según la teoría de Darwin: tiempo y aleatoriedad. Así que bienvenido al mayor casino del mundo: el Casino de la Genética, donde las fichas ganadoras no son euros ni oro, sino genes felices e inteligentes.

Continue reading

Una mota de polvo

Llevo días pensando sobre qué escribir. Unos me salieron temas de victorias y otros de derrotas, unos de sueños y otros de cuentos, unos de realidades y otros de verdades. La cosa es que todo lo que hacemos es un tema sobre el que pararse a pensar, incluso el mero hecho de parar es un tema sobre el que pensar.

En realidad, a veces tengo la sensación de que da un poco igual lo que haga, de que soy una mera mota de polvo vagando por la infinita inmensidad y densidad de la atmósfera y que puedo quedarme quieta, que el mundo seguirá existiendo igualmente, aunque en ocasiones me empeñe en vivirlo como si todo ocurriera desde mí.

Todo seguirá y eso me incluirá a mí lo quiera o no. Es decir, que me seguirán ocurriendo cosas buenas y malas, apreciables y aparentemente inapreciables, me mueva o no me mueva. Esa mota de polvo es parte de un todo y luego de otros muchos, y está pegada o al lado de muchas otras motas, también parte o afectadas por otros todos. Y, al final, todas se mueven unas afectadas por otras y aún más por corrientes de aire que las mueven a todas a la vez, creyéndose todas ellas dueñas absolutas de su vida.

¿De qué son dueñas cada una de esas motas? ¿De algo acaso? Sí, de algo. De la capacidad de saber lo que son, de la capacidad de saber que son.

Continue reading