¿Qué quieres ser cuando seas mayor?

Hay una costumbre habitual entre los padres, y es la de preguntar a los más pequeños de la casa: ¿qué quieres ser cuando seas mayor? La mayoría contestará según la moda del momento: policía, bombero, futbolista y cosas así. Pero creo que la mayoría ha optado por ser teórico, y no me refiero a ser un físico teórico, sino a un teórico de lo que sea.

He desarrollado con el tiempo el gusto por leer entrevistas a personajes relevantes de la política, la música, la ecología, etc., en fin, a líderes mundiales en varios campos de interés. Durante las entrevistas es donde las personas se muestran más sinceras y espontáneas. En ellas opinan sobre todos los temas, y dan ideas de cómo resolver esto o cómo resolver aquello: inmigración, economía, contaminación, corrupción, etc. Lo que ha terminado por llamarme la atención es la distancia que hay entre lo que dicen y lo que hacen. Al filosofo B. Russell también le llamó la atención este fenómeno social y dijo al respecto: «La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica».

No sé si es usted de los que predican y no practican o de los que practican y no predican. Pero en cualquier caso la sociedad está cada vez más llena de teóricos de todos los tipos. Tenemos a naturalistas que no hacen nada por la naturaleza, a políticos que en sus casas hacen todo lo contrario de lo que dicen, a filósofos sin sentido común, a artistas que no crean nada bello, etc.

Estamos ante el grave riesgo señalado por el científico y filósofo francés Blaise Pascal, quien escribió: Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas.

Solsticio

Sol
Luz
Calor
Vida.
Padre
y Madre.

Nuestro Señor.
Hoy nos acompaña más que nunca.
Es con nosotros, en nosotros.

En el baile sonoro de golondrinas en mi ventana.
En mis ojos y en mi sangre.
En el aire que respiro y me atraviesa.
En la gloria de tu mirada,
en la paz de tus manos,
en la guerra de tu pulso.

Quijotes nuevos, lanzas y adargas.
Caballo blanco, blanco, veloz y osado.
No hay mar, sino veleros y vientos,
islas lejanas, hombres desnudos.
La piel en la luz, los pies en la arena,
la mirada en la línea lejana.

En mi casa querida,
en mi templo en silencio,
se abren cortinas.

Desnudo,
me ofrezco a la vida, a los aires…
y a los fuegos.

Coaching

¿Quién, a día de hoy, no ha oído hablar del coaching?

Se dice de todo y se conoce por aproximaciones, en general. Y resulta, más o menos, que tiene mucho que ver con todo lo que hacemos desde hace ya algunos años, en esta página; por eso lo traigo hasta aquí.

El coaching es acompañar o facilitar el camino a alguien para que vaya de donde está hasta donde quiere estar, o mejor aún, hasta donde puede llegar a estar. Y para ello, una persona, a la que llamamos coach, muestra, da pistas, acompaña, refleja a otra (coachee) lo que tiene dentro, refuerza sus herramientas y capacidades, se las hace ver, pero no desde fuera, sino con trabajo propio y descubrimiento personal del coachee.

El destino es un yo mismo más cerca de una vida elegida y de un yo real.

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Economía

Yo tomo café en un bar cerca de casa, porque creo que es el mejor café que se puede tomar en Cádiz. Yo, de siempre, por mis genes, he sido asiduo al café, que me despierta, me anima, me alegra, y además me resulta un placer, porque su sabor, su aroma, su color y todo él me fascina.

Pues hace unos días, el camarero me anunció que había subido el precio del café. Como ya tenemos la suficiente confianza, después de años día a día viéndonos y charlando, le dije:

–¿Qué pasa, Antonio, que te quieres comprar un mercedes?

–Qué va, qué va… –me contestó–, lo que pasa es que cada vez me dejan más a deber. La cosa está fatal. Que si esto, que si lo otro… Por ponerte un ejemplo, las limpiadoras del colegio no me pagan el desayuno porque me cuentan que la empresa no les paga las nóminas. Y, según me dicen, la empresa alega que, como a ellos no les paga el ayuntamiento, ellos no tienen dinero para pagarles.

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Luz y calor

Luz y calor son las cualidades que activan el despliegue del loto-corazón de un discípulo de la vida. Luz, que es claridad y discernimiento; calor, que es amor y generosidad.

Gracias, Maestros, que como antorchas reproducís el misterio de las estrellas.

Las crisis económicas

En la ciudad de Marbella, año 2004. Un amigo alemán me contó una vez:

No señor, los jóvenes alemanes nos son como los de antes, no trabajan tanto ni son tan honrados. Mira, mi padre trabajó en el Deutsche Post (correo alemán) durante más de treinta años y siempre llevaba en el bolsillo de la camisa del uniforme dos bolígrafos. Uno de la empresa, que solo lo utilizaba para escribir cosas relacionadas con el trabajo, y el otro que era suyo personal y lo utilizaba para escribir cosas suyas personales.

Atenas, 470 a.C.-id., 399 a. C. (Apología de Sócrates):

«Por lo pronto, soy extraño al lenguaje que aquí se habla. Y así como si fuese yo un extranjero me disimularíais que os hablase de la manera y en el lenguaje de mi país, en igual forma exijo de vosotros, y creo justa mi petición, que no hagáis aprecio de mi manera de hablar, buena o mala, y que miréis solamente, con toda la atención posible, si os digo cosas justas o no, porque en esto consiste toda la virtud del juez, como la del orador: en decir la verdad».

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Amar y vivir

Hay muchas «filosofías» en la vida, muchas formas de afrontar la vida. La filosofía, que en su origen fue un ejercicio de la razón entre los griegos, una forma de tomar como guía nuestra parte mental, tenía como finalidad dar al hombre su más alto «registro», dejando atrás la variabilidad física o emocional.

Además, la filosofía aspiraba a poder conectar al hombre con algo más superior aún que su parte racional, con algo quizá desconocido, quizá inalcanzable, pero que nos forja en el espacio y tiempo como líneas de fuerza.

Pero además de está filosofía racional, siempre ha existido una corriente filosófica de los sentimientos. Una filosofía basada en el «ama y haz lo que quieras» de san Agustín. Una vida llena de amor es realmente Vida, y todo lo demás son sólo maneras de desviarse de lo fundamental.

Hay una canción que expresa este sentimiento de que la Vida es Amor. Se trata de un viejísimo bolero de 1944 escrito por la mejicana Consuelo Velázquez. Si digo que esta compositora escribió con 16 años, «Bésame mucho», seguro que nos sonará aún más. Este bolero está en nuestro recuerdo en la inimitable voz de Antonio Machín. Traigo a este blog filosófico las dos últimas estrofas.

Amar y vivir
Se vive solamente una vez.
Hay que aprender a querer y a vivir,
hay que saber que la vida
se aleja y nos deja llorando quimeras.

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Manantiales

–Pero, dime Teodoro,

¿no es cierto que el amor surge de la manera más inesperada?
¿No ocurre que sonrisas amables procuran, más pronto que tarde, risas compartidas?
Y dime: ¿no son las risas un alimento para el alma? ¿No son las muestras de la alegría?
¿Y, acaso, no queremos estar junto al que nos alegra el alma?
¿No sentimos su hueco cuando no está con nosotros?

–Sí, así es, sin duda. Pero no veo tan claro como tú lo ves de qué manera la alegría compartida puede llevar al amor.
¿Crees tú que ambos movimientos del alma son de la misma esencia?
¿Que no pueden existir el uno sin la otra?
¿O que quizá no pueda existir la otra sin el uno?

–Querido amigo, yo tan solo creo que el amor es como un manantial, y que brota de la piedra cuando el agua encerrada en ella pugna por ver la luz.

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Abraham de Moivre

Es curioso la gran cantidad de páginas web en las que aparece el anuncio: ¡Calcula la fecha de tu muerte! No sé muy bien cómo harán los cálculos. Pero no hay dudas de que el rey en este campo fue el matemático francés Abraham de Moivre.

Moivre hizo grandes aportes a las matemáticas: números complejos, trigonometría, cálculo de probabilidades, etc. Fue miembro de la Royal Society y buen amigo de Newton. A pesar de éstos y otros muchos méritos, Moivre fue pobre toda su vida. Se ganaba la vida entre las clases particulares y jugando al ajedrez en su cafetería favorita.

A Abraham de Moivre le llamaron en su época el rey del cálculo. Pero Abraham de Moivre ha pasado a la historia como el hombre que predijo exactamente la fecha de su muerte. Cuentan que un día, al levantarse por la mañana, cayó en la cuenta de que cada día dormía veinte minutos más que el día anterior.

A partir de ahí conjeturó que moriría el día que durmiera durante 24 horas. Ese día, calculado por él mismo, era el 27 de noviembre de 1754. La causa oficial de su muerte quedó registrada como «somnolencia».

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