¡Que vienen las fake news!


«Ten cuidado, que estos chicos tan majos no son lo que parecen».

Quién nos iba a decir que la facilidad de Pinocho para modificar la realidad iba a ser convertida en arte… O más bien, en malas artes… Si hoy existieran narices como la suya, Quevedo disfrutaría de lo lindo (ya sabes, el de «Érase un hombre a una nariz pegado…»).

Las fake news parecen modernas, pero el concepto se inventó hace mucho (algunos ejércitos antiguos difundían de vez en cuando alguna trola para despistar al enemigo); lo que pasa es que Internet y las nuevas tecnologías lo han sofisticado bastante. ¿Para qué anular a un oponente si puedes anular a cien mil de una vez y sin despeinarte?

Además, ¿para qué vamos a decir «noticias falsas» pudiendo llamarlas «fakes»? Esto va más con nuestro lenguaje moderno, tan práctico, tan inclusivo, tan resumido…: finde, porfa, peli, info

Las fakes evitan esfuerzos a aquellos cuyo objetivo es la desinformación. ¿Por qué argumentar y convencer, con lo trabajoso que es? Mejor soltar un bulo y que ruede, como las bolas de nieve: llegará más lejos y encima nunca se sabrá quién fue el listillo que lo lanzó (persona, institución o cosa).

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Mañana lo haré

¡Qué contento estabas la semana pasada!

Tu nuevo trabajo –aunque digo «nuevo», ya llevabas dos años allí– te había ocupado hasta entonces mucho tiempo. Yo te lo había echado en cara a menudo, pero no es que me hubieras hecho mucho caso.

Recuerdo cómo, desde que éramos unos niños, fuimos uña y carne. Los adultos se asombraban de que sintonizáramos tanto y desconociéramos las disputas propias de la infancia. Sí, se puede decir que fuimos amigos desde la cuna.

Cuando superamos la edad de compartir juegos, empezamos a compartir sueños. Qué idealistas éramos los dos. Cuántas metas por conquistar, cuántos enigmas por descubrir, cuántas obras por realizar.

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El Principito en el planeta del Youtuber

El Principito y el vanidoso

El Principito y el vanidosoEl segundo planeta estaba habitado por un Youtuber:

—¡Ah! ¡Ah! ¡Un admirador viene a visitarme! —Gritó el Youtuber al detectar la visita del principito.

Para los Youtuber todas las visitas son de admiradores.

—¡Buenos días! —dijo el principito—. ¡Qué sombrero tan raro tiene!

—Es para saludar a los que me aclaman —respondió el Youtuber. Desgraciadamente nadie hace un «me gusta» ni deja un comentario en mi vídeo.

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Manipulación de Wikipedia

Wikipedia

Es frecuente encontrarse críticas hacia el funcionamiento de Wikipedia, la enciclopedia basada en el trabajo de miles de editores generalmente anónimos.

WikipediaAunque siempre levantó dudas el hecho de que cualquiera, con conocimiento del tema o no, pudiera modificar cualquier artículo, la vigilancia de muchos voluntarios impide en la mayoría de los casos que aparezcan errores de bulto en la misma. Sin embargo, Wikipedia es criticada por el sesgo de los puntos de vista de sus editores. En la versión de un artículo permanece el punto de vista de quien más persevera en hacer prevalecer el suyo propio.

Incluso los programas (conocidos como bots), creados para hacer de forma masiva y automática correcciones en Wikipedia, también se dejan influir por el sesgo de los editores. Si un bot detecta que tu modificación ya fue propuesta y rechazada por los cuidadores, será borrada inmediatamente.

¿Quieres ver un ejemplo de cómo funcionan estos bots? Si consultas el artículo en Wikipedia sobre Nueva Acrópolis, aunque no hace falta que lo hagas, puedes leer que “ha sido descrito por varios autores y organizaciones como una secta”. Claramente estas connotaciones peyorativas son impropias de una enciclopedia, y caen en el maniqueísmo de encasillar un grupo para considerarlo movido por ocultos afanes de sórdidas ganancias y destructivo para las personas. Si intentamos borrarlo, el bot inmediatamente entra en funcionamiento y en cinco minutos restaura la tergiversada versión anterior.

Dicho artículo muestra una evidente manipulación del lenguaje y una ocultación de las pruebas de las numerosas actividades de Nueva Acrópolis por una interpretación estricta de la política de «conflicto de intereses». Queriendo evitar la autopromoción, los editores ignoran hechos y acciones contrastables, y sin embargo aceptan breves referencias en webs y revistas que solo mencionan de oídas el tema.

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