Normalmente, estamos acostumbrados a que a una causa le suceda un efecto: yo empujo una mesa y la mesa se mueve. Por eso me llamó la atención una frase que sale en la película “Al sur de la Toscana”, donde se invierten los términos, es decir, que un efecto puede también invocar a la causa, como si causa y efecto no tuvieran que ir siempre en ese mismo orden. También recuerdo que algo así leí en el libro “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, donde se recomienda a los hombres poco dados a sentir cariño que hagan un regalo, porque el acto (efecto) de regalar y ser generosos hará que sientan el cariño que les faltaba y que hubiera motivado el regalo.
La escena de la película dice algo así: en cierta ocasión, construyeron en Suiza las vías de un tren para traspasar las montañas, aun sabiendo que en ese momento no existía ningún tren capaz de recorrerlas, pero pasados unos años la tecnología fue capaz de crear uno. También esto me recuerda a esa otra frase: “cuando el discípulo está preparado aparece el maestro”. ¿No es lo lógico que primero esté el maestro y luego aparezcan los discípulos? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?
Incluso se me ocurre pensar que el éxito de las psicomagias de Jodorowsky van este sentido: modifiquemos el efecto de las cosas y cambiaremos la causa que un su día nos llevó a una situación no deseable.
En fin, hoy prefiero no sacar conclusiones, ahí dejo esa reflexión en voz alta.