La ciudad de San Francisco era una pequeña aldea cuando en 1848 comenzó la fiebre del oro. A California llegaron miles de personas de todas partes del mundo, familias enteras vendieron sus casas, sus negocios, lo abandonaron todo, se compraron una carreta, la cargaron con mantas, herramientas, agua, un poco de comida y a la abuela, y se pusieron en marcha en busca de oro. Desde entonces el disparo con el que dio comenzó la fiebre del oro no ha dejado de oírse. Algunas veces por el oro, otras por el petróleo, por la industria del automóvil en Detroit o el más reciente, otra vez en California, en el Silicon Valley, en busca de software que nos haga millonarios. Pero sea por lo que sea, cada vez que suena el disparo, el milagro se vuelve a repetir y miles, millones de personas acuden puntuales a la cita.

Hace algunos años el disparo sonó de nuevo, el desafío griego de “Conócete a ti mismo” se ha convertido en un verdadero trending topic. Y convertir una frase del viejo templo de Apolo en un trending topic en la red, es algo que ni el propio Apolo pudo haber previsto.

Pero lo cierto es que la red está inundada, hay miles de manuales, tests, vídeos, artículos, cursos, y desde las más prestigiosas cátedras hasta el periódico local de los pueblos más pequeños se habla mucho de cosas como inteligencia emocional, coaching ejecutivo, yoga para la felicidad, liderazgo creativo, felicidad cuántica, meditación Vipassana, Reiki, magia simpática, psicología activa… Nadie quiere quedarse atrás, no hay ejecutivo que se precie que no confiese públicamente que hace yoga, meditación o coaching filosófico. Las carretas están otra vez en marcha, la vieja pistola ha sonado una vez más. Y todo esto está muy bien, debemos estar contentos, hay una vuelta hacia el mundo interior, las emociones y la mente están otra vez de moda.

Sin embargo, se ha perdido de vista algo muy importante: la finalidad de la filosofía. La meditación, el yoga o la psicología activa… nunca tuvieron como objetivo ganar más dinero, ni ser mejores que los demás. No es un carrera contra nadie ni contra nada. Se trata de ser mejores con nosotros mismos y con los demás porque sentimos que esa es la dirección correcta que debemos seguir y porque así lo decidimos libremente a cambio de nada. Hacer algo a cambio de algo no es filosofía, es comercio. Y en el comercio podemos hallar muchas cosas, pero no la felicidad.