Verano solidario

VERANO SOLIDARIO

 

El verano y las vacaciones están llenos de propuestas para llenar el tiempo libre que recorren una gama de posibilidades, desde el vacío no hacer nada hasta el fructífero encuentro consigo mismo y con los demás. A pesar de lo que nos dictan los estereotipos que nos ofrecen la publicidad y los medios de comunicación, con su interpretación reduccionista y burguesa, entendemos que los modelos que rigen las vacaciones son muy variados y por supuesto mucho más ricos en matices.

Afortunadamente, la red de redes nos ofrece abundantes posibilidades de comprobarlo, pues en ella encontramos historias que de otra manera no hubiéramos podido conocer.

De todas ellas, merece la pena que nos fijemos en quienes dedican su tiempo de descanso a las causas generosas y solidarias, de servicio a la comunidad. Son los que acuden a lugares apartados para reforzar la labor de las organizaciones de asistencia social o sanitaria, los que participan en campos de recuperación de piezas valiosas del patrimonio histórico artístico, los que se ofrecen voluntarios a vigilar espacios naturales y evitar que perezcan por el fuego… Sería interminable la lista de causas solidarias que en estos momentos están movilizando a miles de jóvenes en todo el mundo.

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Más sobre las sectas

Nueva Acrópolis - sectas

Nueva Acrópolis - sectasReleyendo la brillante reflexión sobre las sectas escrita por la Directora Internacional de Nueva Acrópolis, he estado pensando en la facilidad con que las palabras cambian de significado, según el momento histórico o la ocasión. Aunque todas las religiones, partidos políticos e incluso escuelas de filosofía nacieron separándose de una entidad o un tradición existente, es decir siendo una secta o sección de la rama ortodoxa, hoy se utiliza la palabra secta para descalificar cualquier grupo que propone otra forma de afrontar la realidad. De hecho, las connotaciones sectarias son casi delictivas y así queda en el uso popular de esa palabra, que se emplea contra cualquier grupo al que se quiere condenar por su «peligrosidad». El término «sectarismo» está cargado de significados como odio o intolerancia y por supuesto la defensa del bien propio del grupo o de sus dirigentes contra el bien de la sociedad en general.

Otro de los posibles orígenes de la palabra «secta» hacen referencia al latín «sectator» o seguidor de una determinada doctrina. Tanto si una secta es un grupo «separado» o «seguidor» de una determinada doctrina, por influencia religiosa se relaciona con herejía (del griego «hairesis«, elección) que luego pasó a significar una desviación de la doctrina oficial.

En cualquier caso, actualmente es un término peyorativo que se utiliza como arma arrojadiza contra cualquier grupo humano cohesionado y que pretende cambiar los valores de la sociedad a la que critica. Nada nuevo en la historia de la Humanidad: lo que ayer nació como secta, hoy, en el poder, se convierte en el azote de otras «nuevas sectas». Y que conste que no estoy pensando sólo en religión, sino en política e incluso ciencia o arte.

¿Por qué me preocupa ahora el tema de las sectas? Hace algún tiempo escribí acerca de lo harto que estaba de las críticas sin fundamento a Nueva Acrópolis, llenas de prejuicios y faltas de un análisis serio y directo de lo que es Nueva Acrópolis. Una de las acusaciones más corrientes que se hacen contra Nueva Acrópolis es la de ser una secta. Sin embargo, como leemos en este blog de Nueva Acrópolis titulado La fuerza del ejemplo, «Nueva Acrópolis no es una secta, pues su planteamiento filosófico y humanista lo aleja completamente de posturas cerradas, fanáticas y excluyentes».

Para mí está claro que quien no quiere detenerse a pensar, acusa de secta o comportamiento sectario a los que no entiende. Pero también es posible que lo utilice quien quiera tener entretenida a la gente creando un enemigo al que atribuir todos los males. Piénsalo, ¿no querrán matenernos distraídos?

La locura de ser un Quijote

LA LOCURA DE SER QUIJOTE

Dr. Ricardo López R.

Director del Centro Médico Seraphis

En la literatura universal existen personajes que por sus características, se han constituido en arquetipos humanos cuya vigencia histórica y literaria es permanente. Es tal la fuerza de su personalidad, que su “realidad” la percibimos como si de seres irreales se tratase.

Don Quijote es uno de aquellos personajes. Creado por la pluma de Miguel de Cervantes Saavedra, da vida a la novela cuyo título original es “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”.

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Antídoto contra el fanatismo

ANTIDOTO FANATISMO

A lo largo de la historia, los grandes enemigos de la Humanidad parecen reencarnarse en cada época, vestidos con distintos ropajes, hablando diferentes lenguas, pero siempre semejantes en sus devastadoras acciones.

Uno de ellos es el fanatismo, especie de enfermedad mental colectiva, que arrastra en torbellinos fatales a grupos humanos y les conduce a las más vergonzosas y criminales acciones. Las páginas más tristes de la Historia son las que recogen los hechos marcados por los fanatismos, en todos los tiempos, en todos los pueblos, pues ninguno se libra de haber padecido esta desgracia en algún momento, como si fuera una nube cargada de negros presagios que va recorriendo los lugares y los tiempos, descargando aquí y allá su tormenta envenenada.

Las obras de los fanáticos son siempre destructoras, apenas si proporcionan felicidad o serenidad, sino todo lo contrario, lo suyo es la coacción, la fuerza, la amenaza, el miedo, la vejación, la muerte.

Los seguidores de esa corriente nefasta pueden reclutarse en ámbitos también variables: pueden encontrarse en grupos políticos, religiosos, pero también aparecen en otros ámbitos, como los profesionales o los académicos. No toleran a nadie que se atreva a pensar de manera diferente, o que tenga otra visión del mundo, otras creencias, otra manera de ver la vida, pues se creen en posesión de la verdad más absoluta y los demás son unos equivocados que no merecen más que la destrucción y el aniquilamiento.

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Hablar mal de los demás

HABLAR MAL DE LOS DEMAS

Si por encanto del hechizo de algún mago del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería todos quedáramos mudos al intentar hablar mal de alguien, quizás la mitad del planeta quedaría en silencio, o al menos esa es la impresión que tengo al escuchar la cantidad de conversaciones que giran en torno a criticar a alguien o a quejarse de alguien.

Uno podría excusarse diciendo que todo el mundo lo hace; o que en realidad, la gente de la que uno habla mal merece eso y más.

No estoy de acuerdo. La vida me ha dado dos estupendos ejemplos de personas reales a quienes nunca he escuchado hablar mal de los demás: mi padre y mi maestra de filosofía.

En el caso de mi padre, ni aun en las peores circunstancias –cuando genuinamente se había sentido agraviado por otros– ha caído en este vicio. Supongo que se lo debe a su noble corazón y a mi abuela, a quien tampoco nunca escuché decir siquiera una mala palabra. En el caso de mi maestra, quien también sufrió injusticias terribles y ataques, tampoco le he escuchado sino palabras cargadas de bondad, de belleza, de elegancia y sabiduría… Quizás, además de una buena crianza, se deba a que genuinamente procura vivir las enseñanzas de los grandes sabios.

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Cuidado: ¡llegan las elecciones!

Otra vez he vuelto a caer; estaba escribiendo algo sobre ciencia en un post titulado “El encantamiento jónico” y… aquí estoy hablando de elecciones. Y, desde luego, de la misma forma que no tengo intenciones de recomendarle a usted qué debe cenar, qué color de camisa usar, qué chaqueta va bien con su peinado o qué tipo de colonia es mejor para la fiesta de mañana, tampoco voy a decirle a quién debe votar. Pero sí que me gustaría contar una historia. Es una historia de aventura, de orgullo, vanidad, engaños, traiciones, elecciones y, cómo no, decepciones.

La noche del lunes, 26 de septiembre de 1960, había 60 millones de personas viendo la televisión, y no era para ver un partido de fútbol, ni de baloncesto, ni una carrera de coches. Se trataba del debate televisado entre Richard Nixon y John F. Kennedy. Nixon tenía todas las de ganar, se sentía confiado, las cosas iban muy bien.

–Tú tranquilo, que la Casa Blanca es tuya –le aseguraban sus asesores.

Nixon sonreía a todos; el sillón del poder, la gloria y la vanidad estaba a su alcance.

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Cambiando la hora… para cambiar el mundo


Hace pocos días en algunas zonas de la Tierra hemos cambiado la hora, con el objeto de conseguir un ahorro energético. Bueno, en realidad ahora, en el hemisferio Norte, en el que nos acercamos al Invierno, lo que hemos hecho ha sido ajustarnos un poco más a la hora solar, pues en Primavera habíamos creado un desajuste de una hora.

Como un síntoma de estos tiempos, en Internet sólo encontraremos críticas al cambio de hora. También en las conversaciones con familia, amigos o compañeros de trabajo todo el mundo critica este cambio pues «ahora anochece mucho antes». No se dan cuenta de que en realidad era antes cuando estábamos desajustados. Es más, en el caso de España el desajuste es mayor, pues siempre tenemos una hora menos de lo que nos correspondería por el meridiano en el que estamos.

Es curiosa la diferente actitud de la gente ante el tiempo. En mi caso, el cambio de hora me llena de alegría en Primavera, porque empezamos a disfrutar de unas tardes más largas y de mayor duración de los días (por la aproximación del solsticio). Pero también me gusta el cambio de hora que hemos tenido el fin de semana pasado. El día anterior, dándome cuenta de que el día duraría una hora más, me preguntaba la de cosas que podría hacer en esa hora. Ya sé que la mayoría de la gente suele decir «¡voy a dormir una hora más! Pero también podemos pensar la de cosas que se podrían hacer en esa hora por el bien de la Humanidad.

Recordaba la anécdota que leí del recientemente desaparecido Steve Jobs, cuando estaba con otro ingeniero creando el ordenador Macintosh. Jobs se quejó de que el sistema operativo tardaba en arrancar. Los cálculos que leí no me parecieron realistas y a mi entender contenían varios errores, pero voy a rehacer ese cálculo con datos actuales. Si cada día encienden un ordenador mil millones de personas y éste tarda 1 segundo de más en arrancar, al cabo del año, el total asciende a una pérdida de algo más de 100 millones de horas. Si una persona alcanza por término medio 70 años de vida, o 600 mil horas, el ahorro de un segundo equivale a la vida de 165 personas. La queja de Jobs al programador fue «si con ello pudieras salvar la vida de al menos una persona, ¿no encontrarías la forma de acortar el arranque unos segundos?».

Efectivamente, si cada uno de nosotros aprovecháramos para hacer el bien un segundo más al día, una hora más al año o toda una vida nuestro mundo sería mucho mejor. Y si además ahorramos energía, disfrutamos de más luz o de una hora más de la noche, además de más buenos, seríamos más felices.

Los indignados que mejoraron el mundo

¡Cuántas cosas ha movido la indignación en la Humanidad!

A Gandhi lo encarcelaron por alborotador, indignado en un país donde política era sinónimo de corrupción.

Luther King se indignó porque el color de su piel servía como disculpa para que le negaran su condición humana y se enfrentó a todo el sistema (que se dice pronto). Decía que el valor de un hombre no se mide por su cuenta bancaria ni por el tamaño de su coche, sino por su compromiso con la justicia, y movió con su ejemplo a millones de personas, incluso después de muerto.

Nelson Mandela se pasó 27 años de su vida en una celda y, como él mismo diría más tarde, nunca pudo oír en ese tiempo la risa de un niño. Su indignación le llevó a ser presidente de un país en el que se borró pacíficamente la línea de odio que había separado a blancos y negros. Y lo consiguió con su ejemplo.

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Yo también estoy harto

Nueva Acrópolis - Acción humanitaria

Voluntarios de Nueva Acrópolis participaron en la Campaña de donación de víveres para de los damnificados de la ola invernal en Colombia en colaboración con la Cruz Roja.En este blog no solemos expresar ninguna opinión «oficial» de Nueva Acrópolis. Lo creamos para expresar opiniones personales, puntos de vista, inquietudes y la forma de ser y de vivir de gente normal y corriente que además son filósofos idealistas. En este blog escribe gente de variada procedencia, de ciudades distintas, de distintos niveles de educación. Hemos tenido personas que han dejado de escribir y otras que se han incorporado. Lo que siempre digo a los que aquí escriben es que traten de mostrar una visión personal. Porque Nueva Acrópolis no es un bloque monolítico y cerrado, sino que está formado por personas, por individuos, miles de ellos, cada uno con su forma de ser y la mayoría con un objetivo común, para tratar de obtener una formación ética y filosófica que haga que este mundo sea mejor.

Sin embargo, Nueva Acrópolis recibe muchas críticas de personas basadas en sus prejuicios acerca de lo que creen que es esta Institución, normalmente sin conocerla, y hablando de oídas. Y por supuesto, sin tener en cuenta a las personas que la forman. Porque somos tan libres como cualquier otro ciudadano y también queremos que se escuche nuestra voz, no que se calle basándose en prejuicios.

Cierto es que en el mundo actual nadie está libre de críticas y que normalmente recibimos numerosos apoyos por la labor que estamos haciendo. Pero en algunos medios de Internet es cansino el cliché que se aplica habitualmente a nuestra Asociación. Es un prejuicio que proviene de críticas de finales de los años setenta y que desde entonces no nos abandona. Se acusa a Nueva Acrópolis de una ideología política que es contraria a sus principios fundacionales y de formar un grupo sectario (una “sekta” que escribía nuestro más reciente ofensor) que también es contrario a nuestro principio de formar un núcleo de personas sin distinciones (sociales, económicas, culturales, sexuales, religiosas, raciales, etc.).

Pues sí, estoy harto porque muchas de las propuestas que queremos hacer por mejorar nuestra sociedad se ven frustradas por esas críticas. ¿Que un músico es invitado a dar un concierto esta semana en un local de Nueva Acrópolis? Se hace una campaña en un foro internauta criticándole por su colaboración con la “sekta” y señalándole con teléfono y email para que los “indignados” le acosen hasta que cambia de parecer. ¿Que en Twitter recordamos la importancia de la mejora ética del individuo para mejorar la sociedad? Pues otra persona critica no la validez de la propuesta sino la procedencia de la misma. ¿Que un adolescente tiene que preparar para la clase de ética un powerpoint sobre sectas? Pues allá que aparece una foto de un grupo nazi que no tiene la más mínima relación con Nueva Acrópolis, para ilustrar textos sobre NA. ¿Que nuevos estudiantes se anotan en alguno de los cursos que promueve Nueva Acrópolis? Pues cuando buscan en Google más información sobre NA, enseguida aparece el calificativo “secta”, lo que les hace dudar de lo que pueden ver y comprobar de primera mano en la sede a la que acuden a sus clases.

Recibimos continuamente trabas para cualquier acción que queremos emprender. Trabajamos en el 99% de los casos sin subvención alguna porque ninguna administración ni empresa se atreve, ante este acoso de críticas por Internet, a concedernos nada, no vaya a ser que se utilice políticamente contra ellos. Nos critica la Iglesia, por prejuicios sectarios. Y nos critican los ateos por lo mismo. Nos critican los partidos de extrema izquierda por prejuicios políticos. Y nos critica la extrema derecha por lo mismo.

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