Nada sienta mejor al cuerpo que el crecimiento del espíritu.
(Proverbio chino)
Hace bastante tiempo tuve la suerte de entrar en contacto con esta escuela de filosofía que nació del maravilloso impulso del profesor Jorge Ángel Livraga. Desde entonces no sólo no he dejado de encontrar verdaderos tesoros de conocimiento en las enseñanzas de tantos maestros que han alumbrado a la humanidad, sino que, más importante aún, la filosofía me ha enseñado a despertar la capacidad de ver y comprender por mí mismo, de poder dar y de crecer interiormente en esta maravillosa aventura que es la vida.
Por ese motivo es que quisiera comenzar esta nueva etapa del blog sintiéndome agradecido y recordando al profesor Livraga en el 19 aniversario de su muerte. Gracias a seres humanos como él es posible que se eleven senderos de concordia, de conocimiento y de esperanza, que permitan el reencuentro del ser humano consigo mismo, con los demás y con la Unidad de la Vida.
Vivimos tan deprisa que no nos damos cuenta que la mayor parte de las experiencias y circunstancias que nos acontecen en la vida las hemos sembrado con anterioridad.
Es buena práctica preguntarse por la finalidad e intención que anima la mayor parte de nuestros actos. Hacer consciente el para qué de lo que hacemos. El enfoque, el sentido es muy importante, no sólo por el resultado objetivo que producimos a través de nuestros actos, sino por el estado de la conciencia con el que vivimos y por tanto con el que saboreamos cada instante.
La realidad presente y futura la construimos primero en nuestra mente y en nuestro corazón.