Esta es la pregunta que mucha gente se hace. ¿Hay que estar a favor o en contra de la tecnología? Parece que necesariamente la respuesta tuviera que ser «sí» o «no». Pero no es así. La respuesta es «depende».
Una de las principales razones a favor del uso de la tecnología es el ahorro de trabajo, tiempo y dinero. La tecnología permite que realicemos mucho más rápido y mejor muchas tareas hasta ahora tediosas. Algunas directamente las realizan las máquinas. El ser humano solo interviene en el proceso de analizar los datos procesados por los ordenadores, y pronto eso tampoco será necesario.
En los últimos años, los avances tecnológicos han permitido desarrollar nuevas técnicas de diagnóstico; asistencia robótica para operaciones delicadas; conversaciones en tiempo real desde puntos remotos del planeta; la puesta en común, gracias a la digitalización y la creación de repositorios, de bibliotecas completas, estudios académicos, investigaciones, tesis… Podemos mirar al espacio desde un ordenador en nuestras casas, y aunque eso no suple la íntima comunión de elevar los ojos al cielo y mirar las estrellas (siempre que estés muy lejos de la ciudad), sí que ayuda a muchos aficionados pedir tiempo de los telescopios profesionales para ver allá donde los ojos no alcanzan.
La tecnología ayuda a que millones de personas en todo el mundo puedan acceder a todo tipo de documentos y archivos, en lo que se ha dado en llamar la «democratización» del conocimiento. Algo que tendría que ayudar a diluir las cada vez más marcadas líneas que separan a los ricos de los pobres, siempre que los pobres también puedan acceder a Internet.