El Principito

El Principito en el planeta del adicto a los móviles

El quinto planeta era muy curioso. Era el más pequeño de todos, pues apenas cabían en él un teléfono móvil y el hombre que lo manejaba. El principito no lograba explicarse para qué servirían allí, en el cielo, en un planeta sin wifi y sin población, un móvil y un hombre. Sin embargo, se dijo a sí mismo: «Este hombre, quizás, es absurdo. Sin embargo, es menos absurdo que el rey, el vanidoso, el hombre de negocios y el bebedor. Su trabajo, al menos, tiene sentido. Cuando enciende su móvil, es igual que si estableciera comunicación con algún ser querido. […]

El Principito y el vanidoso

El Principito en el planeta del Youtuber

El segundo planeta estaba habitado por un Youtuber: —¡Ah! ¡Ah! ¡Un admirador viene a visitarme! —Gritó el Youtuber al detectar la visita del principito. Para los Youtuber todas las visitas son de admiradores. —¡Buenos días! —dijo el principito—. ¡Qué sombrero tan raro tiene! —Es para saludar a los que me aclaman —respondió el Youtuber. Desgraciadamente nadie hace un «me gusta» ni deja un comentario en mi vídeo. —¿Ah, sí? —preguntó sin comprender el principito. —Haz clic en la imagen de este pulgar hacia arriba —le aconsejó el Youtuber. El principito hizo clic y el Youtuber le saludó modestamente levantando el […]

El Principito y Wikipedia

El Principito en el planeta de Wikipedia

El sexto planeta era diez veces más grande. Estaba habitado por un anciano que escribía en una gran pantalla de ordenador. —¡Anda, un editor! —exclamó cuando divisó al principito. Este se sentó sobre la mesa y reposó un poco. ¡Había viajado ya tanto! —¿De dónde vienes tú? —le preguntó el anciano. —¿Qué sitio web tan grande? —preguntó a su vez el principito—. ¿Qué hace usted aquí? —Soy bibliotecario de Wikipedia —dijo el anciano. —¿Y qué es Wikipedia? —Es un sitio web que sabe todas las cosas y la gente lo consulta para hallar cualquier conocimiento. —Eso es muy interesante —dijo […]

El Principito en Internet

El Principito en el planeta de Internet

Buenos días, dijo el Principito. Buenos días, dijo el internauta. Era un personaje rechoncho, con una cara de forma casi rectangular, nariz achatada y amplia frente. Una cara casi plana, como un libro. Cuatrocientos setenta y ocho mil doscientos veintinueve, cuatrocientos setenta y ocho mil doscientos treinta, cuatrocientos setenta y ocho mil doscientos treinta y uno… El Principito creyó que estaba de nuevo ante el rico contador de estrellas. ¿Qué estás contando? Cuento amigos, dijo el internauta. No me interrumpas, que tengo muchos que contar. Cuatrocientos setenta y ocho mil doscientos cuarenta y siete, cuatrocientos setenta y ocho mil doscientos […]