Sólo quería recordar cosas que he ido aprendiendo con el tiempo.
Quería recordar que la vida es cíclica. La Vida Una y la vida cotidiana, lo que aprendemos no suele ser de una sola vez, sino a pequeñas gotas, en graduales golpes de luz.
Por eso, cuando un día consigas algo que nunca habías logrado, algún modo de ver la vida, algún paso en el libro de la sabiduría, no te apenes porque fue solo ese día, y a los siguientes pareces de nuevo embarrado en lo mundano. Mejor, recuerda que lo que ha ocurrido es que has conocido un nuevo camino por el que acabas de dar tan solo el primer paso. Pero los siguientes vendrán detrás, uno tras otro.
A vivir no se aprende de un golpe, ni a conducir, ni a hablar francés, todo requiere una lección tras otra hasta alcanzar cierto nivel de comodidad en la materia.
Y… como todos en el fondo sabemos… como mejor se incorporan los aprendizajes es con la experiencia: yendo a Francia a parlar con los de allí, cogiendo el coche, una vez superado el teórico. Coger experiencia a la hora de vivir parece más difícil, pero en realidad todo es poner un pie detrás de otro. O, como sabiamente me dedicó en un libro el conocido Dragó: «camina, con eso basta».
Sólo quería recordar que la valentía tiene el premio de la madurez, de la templanza, del mirar desde lo ya superado.
Sólo quería recordar que las estaciones no son solo para la Naturaleza. Como nos contaban los presocráticos, nos rigen las mismas leyes que a ella, y por tanto, es lógico que nos comportemos según ella, que nos trate la vida según a ella: nacimientos, crecimientos, cambios de estado, primaveras, otoños, nieves y brotes.
Sólo quería recordar que Soy, con todo lo que ello supone, y así comprendo y me es más sencillo seguir siendo.