Enredos que abarcan la ciencia y lo oculto

ENREDOS

 

El enredo

El matemático Douglas Hofstadter, en su interesante libro Gödel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle, en el que trata de explicar su convencimiento de que la conciencia, el alma, es una ilusión creada por el cerebro, ha incluido un apartado titulado Enredos que abarcan la ciencia y lo oculto. El enredo de la ciencia con la pseudociencia no es nuevo. Ya en esa época, la ciencia de identificar a los animales por sus huellas o la ciencia y la tecnología para fabricar útiles líticos estaban enredadas con la pseudociencia de los charlatanes que creían poder curar una infección con humo. Desde entonces hasta ahora distinguir uno de otro ha sido una dura tarea. Tarea que es parte muy importante de la propia ciencia y de la filosofía.

Desenredando el enredo

En ese apartado, Hofstadter escribe: “la pseudociencia; esta se dedica a cuestionar gran parte de los procedimientos habituales y las creencias de la ciencia ortodoxa, y pone en discusión, por tanto, la objetividad científica”. No sé, pero me parece que el Sr. Hofstadter, en vez de definir la pseudociencia, ha hecho lo contrario. La ciencia debe cuestionar los procedimientos habituales, porque cada época ha tenido sus “procedimientos habituales”, y gracias a que alguien se atrevió a cuestionar los “procedimiento habituales” ahora tenemos mejores procedimientos.

La ciencia debe cuestionar las creencias ortodoxas. Claro que sí. Ortodoxo significa: conforme con la doctrina tradicional en cualquier rama del saber. Si la ciencia tuviese que ser “ortodoxa”, no existiría la investigación y, ahora, seguiríamos pensando, muy ortodoxamente, que la Tierra es plana. Y por ultimo, “la objetividad científica” no existe. Existe la objetividad o la subjetividad de los científicos. De modo que cada investigador ve lo que quiere o lo que puede; pero no hay tal cosa como una “objetividad científica” en abstracto. Si existiera algo como “la objetividad científica” sería como una especie de “oráculo” al que todos podríamos interrogar y obtener siempre la verdad o la mentira sobre cualquier enunciado. Cierto que existen procedimientos mejores o peores que ayudan; pero la objetividad, ver con claridad las leyes ocultas de la Naturaleza, es una conquista no del método sino de las personas. He puesto en cursiva “leyes ocultas de la Naturaleza” porque las fuerzas de la Naturaleza no se ven: nadie ha visto nunca ni la fuerza de gravedad ni el magnetismo. Así que lo que se enreda no es la ciencia y lo oculto, sino las personas, algunas personas.

Ya decía Alfred North Whitehead: “Los mayores progresos de la civilización se experimentan inicialmente como sus peores amenazas”. Esto no se debe tomar como que toda amenaza se convertirá en progreso. Pero sí puede ser tomado en el sentido, demostrado en la historia, de que toda nueva verdad, al principio resulta una amenaza, especialmente para los ortodoxos que utilizan los métodos tradicionales y no les gusta dialogar sobre sus creencias. No trato de defender el todo vale; pero sí que un poco de rebeldía contra las “verdades establecidas” ha sido uno de los caminos más fructíferos en la ciencia. Parece que al Sr. Hofstadter le ha pasado lo mismo que cuenta Platón que le pasó a Tales de Mileto:

«Como, oh Teodoro, se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba las estrellas y miraba hacia arriba se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás de él y delante de sus pies».

One thought on “Enredos que abarcan la ciencia y lo oculto

  1. Estoy de acuerdo: todo lo «ortodxo» de hoy fué rompedor ayer. Y creo que no hay más revolucionario que una mente abierta. Sí, re-evolución, seguir evolucionando SIEMPRE.
    Y me parece muy acertado tu observción de que un método o sistema no puede ser «objetivo» ni «subjetivo», tener características humanas. De donde se deduce que quienes acertamos o erramos somos las personas. Una pistola no mata sola, ni un coche solo puede atropellar.
    Gracias, he disfrutado leyéndote.

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