La sabiduría no muere

«La sabiduría es lo único que no muere de vejez» (Séneca).

La vida de cada uno es una historia por escribir, un camino por recorrer, una misión que cumplir.

Hay que descubrir el guion de la historia, el motor de nuestro movimiento, la finalidad de nuestra vida.

No basta el conocimiento erudito, hay que dar con la tecla de la sabiduría, la que nos permite aprender a vivir, la que nos hace subir de nivel, la que trasciende la historia personal de un solo individuo para encajarlo en el género humano desvelando paso a paso diversas piezas del rompecabezas.

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Una obra de arte… ¿invisible?

 

Visto en el periódico ABC del 29 de mayo de 2021 (no, no era el Día de los Inocentes):

«Un artista vende por 15.000 euros una escultura inmaterial, invisible, que no existe».

Para los ojos que uso para ver (porque los de la imaginación los reservo para mejores causas), lo que se ha vendido por un dineral es el aire que hay sobre las losas del suelo. La foto de la obra que publica el periódico así lo demuestra.

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Rectas palabras

 

Uno de los tesoros filosóficos que nos ofrece el budismo, como filosofía práctica de vida, es el Noble Óctuple Sendero, que se compone de ocho claves o formas de actuar indispensables para no salirse de lo moralmente correcto.

Una de ellas consiste en cultivar las rectas palabras. Con un sentido muy amplio, se trata de no herir con ellas y de no utilizarlas como herramienta para fines egoístas. Es concebir las palabras como vehículo de lo mejor que podamos ofrecer.

Merece la pena reflexionar sobre si conservamos este profundo significado cuando nos vemos inmersos en muchas situaciones cotidianas, como emisores o receptores de mensajes. Somos responsables, por tanto, del efecto de nuestras palabras, y también debemos ser conscientes de aquellas que nos llegan. Como en todo, hay que tratar de comprender y elegir: palabras para sanar y no para dañar; para consolar y no para herir; para que la verdad resplandezca y no para ocultarla.

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La calma de un jardín

Quien no ha conocido la calma de un jardín oriental en una noche de verano, ignora que el paraíso existe en la tierra.

Allí se mezclan los perfumes de las rosas con los de los hibiscos y los tamarindos; un agradable frescor sube del suelo regado por los jardineros al anochecer. Uno se pone a soñar con un universo donde el ser humano sabría de nuevo fraternizar con la flor más humilde (Christian Jacq, El egiptólogo).

Las 5 superaciones que te aporta la natación

1 de enero en La Caleta

En otra ocasión escribí algunas reflexiones filosóficas sobre la natación. 1 de enero en La CaletaEsta vez quiero hablar de los beneficios que nos aporta la natación, y no voy a contar los obvios de índole físico. De hecho mejorar mi espalda fue una de mis motivaciones para emprender la práctica de la natación. Me centraré en otros beneficios de tipo psicológico que podemos obtener mediante la natación, sobre todo aquellos aficionados que estamos empezando a practicarla.

Vergüenza o timidez

Esta primera superación aplica especialmente a los que empezamos la práctica de la natación. Si vemos alguna competición, por ejemplo por televisión, podemos admirar los cuerpos atléticos de nadadores y nadadoras y su forma tan grácil de nadar, sin apenas esfuerzo. Pensamos que pronto nosotros podremos ponernos al mismo nivel. Pero cuando entramos en el vestuario y nos enfundamos esos pequeños trajes de baño, el gorrito para la cabeza y las gafas de plástico, sentimos que no nos parecemos en nada a lo que habíamos visto antes y nos preguntamos «¿qué hago aquí, con lo bien que estaría tranquilamente en casa?». Pero nuestra determinación es lo que hace superar ese sentido del ridículo y emprender una sana práctica deportiva.

Soledad

Los deportes individuales requieren un esfuerzo especial, porque al final el resultado depende solo de uno mismo y no se puede contar con el apoyo del equipo. La natación individual es una práctica aún más solitaria, porque se practica en un entorno aislado, con escasa visibilidad y silencio. En la sociedad actual existe rechazo por la soledad y el silencio. Nos rodeamos de “ruidos”, ya sea permaneciendo recluidos en casa con la siempre encendida radio o televisión, o simplemente escuchando música con unos cascos que nos aíslan del mundo. ¿Y qué decir de esa “necesidad” de estar siempre conectado? Publicamos en las redes sociales para recibir la aprobación o aplauso de los demás. En este sentido, la natación es un buen remedio para fortalecer nuestra autoestima. Nadar durante un buen rato permite tener tiempo para estar a solas con uno mismo y nuestros pensamientos. Muchas de las ideas que luego plasmo en mi trabajo o en mis escritos han surgido durante la práctica de la natación. Continue reading